Héctor Castro Aranda, enviado especial, Ciudad de México| Ha pasado casi una década desde la disolución de My Chemical Romance (MCR), liderado por Gerard Way. Y a medida que creció una generación de devotos del Vans Warped Tour, que ahora ya rondan los 30 y y sus héroes los 40. Ya sea por agradecimiento a sus seguidores o por extrañar los escenarios, My Chemical Romance, regresó este año con un puñado de conciertos en Europa, Estados Unidos y con una única fecha en América Latina, como estelares del Corona Capital en Ciudad de México el 18 de noviembre. En 2011 fue la última visita de la agrupación de New Jersey a México y era de esperar que la convocatoria sería enorme y así lo fue, más de 80 mil personas, esperaron a MCR desde tempranas horas, por cualquier rincón del Autódromo Hermanos Rodríguez se podía observar que ese día no importaba nada más que My Chemical Romance. «The Foundations of Decay», fue el tema de partida a las once de la noche. Ahora con 45 años, Gerard Way ha mantenido no solo su rango vocal y su energía desbordante, sino también su cara de chico, que parece como si apenas hubiera envejecido en 20 años. Estrangulando el micrófono, no tuvo problemas para tocar las notas altas que se extendían en el rango de canciones como «Famous Last Words» y, al mismo tiempo, irradiar gruñidos de registro más bajo para el material más oscuro y pesado.
Al igual que los Ways (Gerard y el bajista Mikey Way son hermanos), los himnos abundaban. “Helena”, del álbum de la banda de 2004, creó un estruendo audible similar a los aviones que aterrizaban en el cercano Aeropuerto de la Ciudad de México, mientras los guitarristas Ray Toro y Frank Iero insuflaron nueva vida a un clásico. Y no tomó más que una sola nota para que los fanáticos de MCR reconocieran instantáneamente el éxito de 2006 «Welcome to the Black Parade». ¿La única diferencia notable? La mayoría de las canciones se cantaron medio tono por debajo de su clave original.
En cuanto al nuevo material: «The Foundations of Decay», la primera canción nueva de la banda desde 2014, sirvió como calentamiento y abrió el espectáculo, pero otras pistas se remontan a una casi completa interpretación de Three cheers for sweet revenge, de 2004.
La teatralidad estuvo presente, pero no abrumadora, ya que la banda cumplió con creces con su responsabilidad de entretener: Mikey, Toro e Iero ciertamente merecen gran parte del crédito, saltando por el escenario y destrozando, claramente disfrutando del oficio sin hastío.
Después de tanto tiempo fuera, MCR tenía mucho que cumplir y estuvo a la altura de las circunstancias para ser el estelar y única fecha en México. Pero más que un espectáculo de «reunión», fue una «comunión»: de devotos en México, de ideas afines de todas las edades y tendencias cantando. El concierto fue de nostalgia y les pego duro a sus seguidores, que recordaron sus vivencias de hace 15 años. Al finalizar, Gerard Way , se dirigió al público y agradeció la espera y toda la energía que hubo, que aquí terminaba la gira y eso era todo.