Héctor Castro Aranda, texto y fotografía | Virgilio Santaella es un artista oaxaqueño nacido en San Huitzo en el año 1964. Desde joven, ha desarrollado un lenguaje artístico abstracto que refleja la esencia de las cosas, del tiempo y de las relaciones humanas. Su obra es una síntesis de las emociones, los sentimientos y las experiencias vividas. A diferencia de otros artistas abstractos, la obra de Santaella no busca complicarse con un lenguaje complejo y hermético. Todo lo contrario, su arte tiene un lenguaje que es para todos, que busca entablar un diálogo directo con el espectador, sin importar su formación cultural.
Para disfrutar plenamente de la obra de Santaella, no basta con utilizar solo los ojos, es necesario involucrar todos los sentidos: el gusto, el olfato, el tacto, el oído y la emoción. Sus cuadros invitan al espectador a transportarse a recuerdos recientes, a momentos sencillos y cotidianos, a conversaciones, sonrisas y caricias.
La obra del maestro Santaella ha sido reconocida y valorada por diversas instituciones culturales. Su obra forma parte del acervo de la Biblioteca Benjamín Franklin, que depende de la Embajada de Estados Unidos en México. Además, en 1993-1994, fue merecedor de la Beca en Artes Visuales otorgada por el Fondo Estatal de la Cultura y las Artes, a través del Instituto Oaxaqueño de las Culturas. La trayectoria de Virgilio Santaella es una muestra del talento y la sensibilidad de los artistas oaxaqueños, que continúan dejando huella en el mundo del arte contemporáneo. Su obra es un legado que trasciende generaciones, y que seguirá inspirando y emocionando a quienes tienen la fortuna de apreciarla.
Virgilio Santaella, charló con Revista101.com
—¿Cómo se dio la invitación a esta exposición?
—Todo nace a raíz de un proyecto de la gestora cultural Nancy Mayagoitia en Oaxaca. Previo a esta intervención, en mi caso, recibí la invitación de la licenciada en 2017 para participar en una exposición en el Museo de los Pintores Oaxaqueños llamada «Endemismo», la cual fue bastante amplia y atrajo a distintos artistas. A partir de ahí, se fueron sumando artistas para este homenaje a Rufino Tamayo en sus 30 años de haberse ido de esta dimensión. Nancy nos propuso esta exposición colectiva de esculturas en forma de sandía. Primero se presentó en Oaxaca hace dos años y después de un año de exponerse en espacios públicos, se mantuvieron las sandías en resguardo. A raíz de esto, invitaron a la licenciada Nancy a otros escenarios y este lugar, el Conjunto Santander, que es el primer escenario donde las obras viajan fuera de Oaxaca.
—El arte de Rufino Tamayo es complicado, ¿cómo fue el trabajo de Virgilio Santaella para interpretar su propio arte y canalizar el arte e Tamayo en esta obra?
—En este proyecto, se nos dio total libertad para expresar nuestra visión personal y conceptual sobre la obra de Tamayo. Como coterráneo de Oaxaca, tuve la oportunidad de formarme en el taller de artes plásticas que él fundó y patrocinó junto al INBA. Durante mis estudios, tuve la fortuna de compartir momentos especiales con Tamayo durante las cátedras, lo que me ayudó a ir conceptualizando mi intervención y a definir mi estilo. Recordé una obra en particular, «Dualidad», que se encuentra en el Auditorio Jaime Torres Bodet, considerado uno de los recintos culturales más importantes de México y del mundo, y que representa el día y la noche. Me inspiré en ese concepto para crear una interpretación abstracta con elementos encriptados.
—¿Cuánto tiempo tardó en crear la obra?
—Como esta obra tiene dos caras, me llevó aproximadamente tres semanas continuas de trabajo hasta las 10 de la noche cada día para plasmar mi idea. Fue necesario crear fondos y atmósferas para reflejar la esencia de la obra y dar forma a mi interpretación.
—¿Cuál es la historia del maestro Virgilio?
Virgilio proviene de la comunidad de San Huitzo, al norte de la ciudad de Oaxaca, a una distancia de aproximadamente 30 minutos o una hora, dependiendo de las circunstancias. Al principio, comenzó de manera autodidacta, pero luego se abrió en su comunidad una Casa de la Cultura a principios de 1980, donde tuvo su primer maestro, quien era paisajista y tenía un poco de conocimiento sobre materiales. Su inquietud lo llevó a la Casa de la Cultura de Oaxaca en 1984, donde tuvo sus primeros pasos y se dedicó a las artes visuales. Pasó un año allí antes de unirse al taller de artes plásticas de Rufino Tamayo por segunda vez, donde estuvo desde 1985 hasta 1988.
Después de terminar en el taller, estuvo uno o dos años en pausa y sintió la inquietud de salir de su comunidad para aprender más sobre el mundo del arte. Con otros tres amigos, decidió ir a la Ciudad de Nueva York para explorar. Allí, sucedió algo muy interesante: en 1987, el maestro Tamayo participó con ellos en una mixografía, una litografía con técnica mixta, y decidió donarles una pieza de lo que se hizo allí. El maestro les dijo que era una pieza para lo que les pudiera servir. Virgilio consideró la obra algo tan precioso por el valor de haber compartido la cátedra con Tamayo. Desafortunadamente, negoció la obra para pagar su boleto a Nueva York, pero la obra se vendió rápidamente.
La obra se llamaba «Hombre Cósmico», una litografía trabajada en papel que intervinieron con los materiales que el maestro Rufino les indicó. Después de dos años en Nueva York, regresó y estuvo en Houston, Barcelona, Madrid y Cuba. Desde 1984 hasta la fecha, ha estado involucrado en el mundo del arte durante casi 40 años. Para él, personalmente, es una gran pasión que le apasiona mucho lo que hace. Revista101.com
Hay videos en nuestro canal de YouTube acerca de las intervenciones a las sandías que ha realizado Virgilio Santaella y el resto de los artistas que participan en esta exposición en el @ccutulugar https://youtu.be/ZM-v7wk40w4
#tamayoparasiempre
@Homenaje A Tamayo
Hola Héctor Castro Aranda.
He leído su nota de la entrevista que a bien tuvieron realizar previa a la inauguración de las sandías Homenaje a Tamayo, sintetizada y muy bien captada la conversación, fue un agrado haber platicado con Uds. en breve la corta experiencia hasta ahora de esta aventura en las artes visuales.
Agradezco en todo lo que vale su atención y publicación y un gusto haber coincidido.
Un saludo fraterno.
Gracias.
Virgilio Santaella R.