Héctor Castro Aranda, texto y fotografía| Un estudioso de la música clásica y fiel seguidor de los pasos del ex guitarrista de Deep Purple y Rainbow, Ritchie Blackmore, el sueco Yngwie Malmsteen, se convertiría en uno de los más grandes y talentosos guitarristas de la historia. Comenzando su camino con la agrupación Alcatrazz, conquistó el mercado de Estados Unidos con su talento nato que tanto anhelaba.
A mediados de la década de 1980, Yngwie Malmsteen ya era una marca – producto, que cayó como una bola de fuego sobre los exquisitos y más puristas del heavy metal y la música contemporánea, así como los aficionados de la música clásica, con su estilo único de creación de material y su manera de tocar su Stratocaster de Fender. Sus producciones son obras de arte tanto en el escenario, donde más cautiva por su habilidad de dar un espectáculo en movimiento, como al cantar, dirigir y exprimir la guitarra.
El coleccionista de Ferraris, ya que tiene un gusto por adquirir el deportivo italiano en color rojo desde hace varias décadas, regresó a Guadalajara por tercera ocasión en la recepción más baja de todas sus visitas. Después de haber agotado el Teatro Diana, ahora convocó a cerca de 600 personas en el Guanamor Teatro Studio el 21 de julio.
Luego de la intervención de la agrupación proveniente de Torreón, Megaton, pasadas las 10 de la noche, salió a escena Malmsteen, con su larga cabellera adornada de decenas de anillos y cadenas, para expulsar por los parlantes «Rising Force». «Top Down, Foot Down» junto a «No Rest for the Wicked». Malmsteen, acompañado por 18 gabinetes Marshall detrás de él y su banda en un rincón del lado izquierdo del escenario.
Yngwie Johann Malmsteen, de 60 años, sigue con una energía de primera, sin agotarse haciendo esos malabares con la guitarra y tirando patadas, aunque con una luz roja que siempre estuvo durante toda su presentación donde claramente se niega a envejecer.
Pero eso sí, un profesional, un auténtico profesional y un artista completo. «Soldier Without Faith», «Into Valhalla» con «Baroque and Roll». Uno de los momentos más virtuosos de la noche fue cuando Yngwie expuso su versión del Paganini 4th violin concerto. Poco más de 23 temas donde rindió tributo a Queen con «Bohemian Rhapsody» y «Smoke on The Water» de Deep Purple, para cerrar con el clásico electro acústico «Black Star».