Marco Galván | Si el tema a escoger es metal progresivo, sin duda alguna, el primer nombre que viene a la mente es Dream Theater, quienes han creado un sendero único en su género.
La alineación, formada en el año de 1985 por 3 amigos adolescentes con influencias de bandas como Watchtower, Rush y contemporáneos, incluye a John Petrucci en guitarras, Mike Portnoy en batería y John Myung en bajo, decidieron formar una banda mientras estudiaban en la escuela de música de Berklee en Boston.
El nombre de la banda inicialmente fue “Majesty”, el cual surgió una tarde después de haber estado escuchando la canción “Bastille Day” de Rush, comentaron bromeando que sonaba majestuosa y de ahí surgió el nombre que duró hasta el año de 1988. En ese año, una banda de Las Vegas con el mismo nombre los amenazó con demandarlos por plagio, lo que los orilló a cambiar su nombre en 1989, el mismo año en que lograron ser firmados por Mechanic Records, una subsidiaria de la disquera MCA.
A pesar de que su primer álbum “When Dream and Day Unite” mostró el virtuosismo de los jóvenes músicos, no les fue muy bien debido a la salida del vocalista Charlie Dominici después del cuarto concierto de la banda. Esto les afectó y causó la pérdida de su contrato discográfico, lo que los obligó a buscar un nuevo vocalista.
Algo curioso y muy raro es que un segundo álbum tenga más ventas y haya logrado superar a un debut, y una de las excepciones es su disco “Images and Words”, un álbum muy dinámico y considerado un “magnum opus” en su género, un álbum de 10 estrellas.
Después de audicionar alrededor de 200 vocalistas (incluido John Arch de Fates Warning), quien ganó el puesto fue James Labrie de la banda Winter Rose.
Lo más legendario de este álbum es que vino a darle un giro de 180° a la banda gracias a la actuación de Labrie en las vocales, con una forma de cantar hermosa y emocional, que se adhiere a la fuerte instrumentación y técnica de sus músicos.
Desde el primer segundo con la canción abridora “Pull Me Under” denota una fuerte mejora en sonido, a diferencia de su debut, viniendo a definir la esencia verdadera de la banda y sus habilidades virtuosas, apegándose a la fuerza del Heavy Metal pero sin soltar la melodía cambiante del progresivo.
El segundo track “Another Day” cambia por completo la atmósfera, siendo una balada soñadora al estilo de Kenny G con piano y solos de saxofón, arrojando la perfecta amalgama para la tesitura alta de Labrie.
Tracks como “Take the Time” y “Metropolis Pt. 1” llevan la complejidad del Progresivo a otro nivel, mezclándolo con el Jazz, Pop, Metal y Funk, y con muchos cambios y teclados creando una ambrosía musical para desenmarañar en la mente.
El álbum contiene un par de baladas, “Surrounded”, con un inicio y un final romántico, pero una parte media esperanzadora y alegre al escuchar, con letras carismáticas, y “Wait for Sleep”, es una de las canciones peculiares y hermosas con solo voz, piano y teclado, que en su lírica desenmaraña el corazón de una mujer, sus pensamientos, sentimientos, esperas, esperanzas y su corazón antes de dormir.
La cereza del pastel es la canción “Under the Glass Moon”, que, aunque no es tan compleja como algunas de las otras canciones, es uno de los tracks donde mantiene el poder y la emoción en las vocales y mezcla a la perfección melodías de guitarras con teclado.
Es un álbum en el que su música nunca llega a ser demasiado pesada, gracias a los múltiples cambios de atmósferas y contrastes entre riffs, con letras carismáticas y sensitivas.