Marco Galván | A lo largo de la historia de la música, existen álbumes que han demostrado ser atemporales y continúan manteniendo su frescura década tras década. Uno de estos casos emblemáticos es el segundo trabajo de la banda Metallica, titulado «Ride the Lightning.» Este álbum, grabado en Copenhague, Holanda, la ciudad natal del baterista Lars Ulrich, y producido por Flemming Rasmussen, se ha convertido en un clásico del género del heavy metal.
La producción de «Ride the Lightning» no estuvo exenta de desafíos. Días antes de las grabaciones, en Boston, el equipo de sonido de la banda fue robado, y junto con él se perdió el Marshall modificado que otorgaba el sonido característico de James Hetfield. Este percance marcó el inicio de la labor del productor, quien se embarcó en la tarea de conseguir amplificadores disponibles para que James pudiera recuperar su equipo especial, lo que resultó en un sonido aún más envolvente y profundo.
Las sesiones de grabación comenzaban todas las noches a las 8 y continuaban hasta el amanecer, con una breve pausa a la medianoche para disfrutar de unas cervezas en un pub cercano. Esta intensa dedicación al trabajo se reflejó en el resultado final.
«Ride the Lightning» marcó un punto de inflexión en la carrera de Metallica. A diferencia de su álbum debut, «Kill ‘Em All,» que se caracterizaba por su primitivismo y simplicidad, este álbum mostró una banda que comenzaba a revelar su verdadera identidad, alcance y ambiciones. Las letras del álbum exploran temas de guerra, muerte y destrucción, con la excepción de la canción épica instrumental «The Call of Ktulu,» inspirada en la mitología de H.P. Lovecraft, que cierra el álbum de manera heroica.
El álbum se inicia con «Fight Fire with Fire,» una canción que comienza con un arpegio de guitarra acústica y luego explota en una ráfaga de energía y velocidad. La letra aborda la destrucción mutua de la guerra. Temas como «For Whom the Bell Tolls,» inspirada en la obra de Ernest Hemingway, narran los últimos momentos de guerrilleros insurgentes antes de ser bombardeados en la Guerra Civil Española. Los sonidos del álbum, como el de una campana al inicio de «For Whom the Bell Tolls,» son en realidad efectos creados de manera ingeniosa debido a la falta de recursos de la banda en esos tiempos.
Las dificultades también se presentaron durante la grabación debido a la falta de comprensión de Lars Ulrich, el baterista, sobre los tiempos y los upbeats, lo que lo llevó a aprender a trabajar con un metrónomo con la ayuda de Flemming Larsen, técnico y roadie del baterista en ese entonces.
«Ride the Lightning» continúa con «Fade to Black,» una balada que aborda el tema del suicidio, lo que en ese momento marcó un cambio inesperado en la dirección musical de Metallica. Otras canciones como «Trapped Under Ice» exploran temas como la criogenia y los no-muertos, mientras que «Creeping Death» se inspira en una plaga bíblica en la que el ángel de la muerte fue enviado a castigar a los egipcios.