Héctor Castro Aranda, enviado especial a Baja California | Puerto Nuevo, un pequeño poblado fundado en el año 1950, se encuentra a poco menos de 40 kilómetros de Tijuana y es parte del municipio de Rosarito. Llegar en automóvil es toda una experiencia visual con una vista impresionante del Pacífico, acompañado de un clima fresco la mayor parte del tiempo.
Puerto Nuevo es una región donde se da bastante bien la langosta, y la zona comenzó a popularizarse porque los primeros pescadores ofrecían desde sus viviendas el apreciado manjar a los visitantes. Ahora, con más de 30 restaurantes que ofrecen este platillo, en muchos lugares hacen fila por lo fresco y bien servido de la langosta que se sirve con frijoles refritos, arroz y tortillas de harina hechas al momento.
La Casa de la Langosta fue el primer lugar, se trata de un restaurante familiar, un proyecto de los descendientes de la creadora del estilo Puerto Nuevo de preparar langosta. La historia de esta exquisitez nace en 1956, cuando el pescador José Plascencia llevó a un par de turistas a pescar para capturar langostas. Tras un largo día en alta mar, fueron hasta la casa de Susana Díaz López de Plascencia (esposa del pescador), quien cocinó la langosta en manteca y la sirvió con lo que tenía en casa: frijoles, arroz rojo y tortillas de harina. Sin embargo, hay mucho más para probar, como burritos, crema o ensalada de langosta, de camarón y vegetariana, tostadas de atún, pulpo, ceviche, camarón o langosta en otros estilos como Thermidor, al vapor y ranchera, entre otros.
La mayoría de los restaurantes circundantes ofrecen una bella vista del océano, mientras se escucha, ya sea en los restaurantes o en las afueras, un buen conjunto norteño. Un platillo de langosta con sus guarniciones para dos personas tiene un costo de entre 800 a 1200 pesos, pero está demasiado bien servido para que quede más que satisfecho. Fuera de los restaurantes, podrá apreciar decenas de puestos de artesanías locales, así como dulces típicos de la región. La zona ofrece un par de hoteles para aquellos que se sienten cansados para manejar o desean disfrutar de una zona tranquila. Su bajo oleaje y su playa siempre húmeda la hacen totalmente recomendable para caminarla y disfrutar de la brisa del mar.