Issac Anaya, texto y fotografía | Eliades Ochoa siempre será mejor conocido por su papel en el Buena Vista Social Club, la extraordinaria banda de veteranos cubanos a la que aportó energía, habilidad instrumental y vocal, y una juventud comparativa, tenía apenas 51 años cuando su exitoso álbum fue lanzado en 1997. El 22 de septiembre hizo su debut en el Teatro Diana como solista y demostró que sigue siendo un guitarrista excepcional, alternando con facilidad entre rasgueos rítmicos y precisos y solos emocionantes en su guitarra tres acústica fuertemente amplificada.
Como siempre, lució su característico sombrero de vaquero, recordatorio de sus raíces en el campo. En un set variado, se esforzó por equilibrar las canciones esperadas de Buena Vista con recordatorios de sus otros proyectos. Sin embargo, parecía tan decidido a lograr que el público se pusiera de pie, cosa que finalmente consiguió con “El Cuarto de Tula”, un favorito de hace mucho tiempo que él regrabó con Buena Vista y que no logró mostrar la sutileza evidente en muchas de sus grabaciones.
No fue ayudado por su eficiente y respetuosa banda de seis miembros, que incluía a dos trompetistas hábiles pero sobreutilizados. La velada comenzó con «Estoy como nunca», continuó con “Vamos a alegrar el mundo”, Su voz mejoró a lo largo de la noche y su trabajo de guitarra fue, en ocasiones, excepcional, como en los solos fluidos y emocionantes de “Píntate Los Labios, María”.
Algo menos impresionante fue su nueva versión de “Chan Chan”, la composición de Compay Segundo que se convirtió, sin duda, en la canción más famosa de Buena Vista. Las líneas de trompeta iniciales sonaron estridentes en comparación con su gloriosa y elegante versión original, y este clásico son campesino perdió gran parte de su delicadeza y encanto. Un recital irrepetible, que quedará en la mente de la asistencia para la posteridad.