Héctor Castro Aranda, texto y fotografía, enviado especial Chicago | Si un «poser» asiste a un concierto de punk y no lo publica en Instagram, ¿realmente estuvo allí? Esta pregunta, medio en broma, refleja lo que muchos fanáticos sienten hoy en día al ver sus redes sociales inundadas de historias y publicaciones de conciertos. Y es que el sábado 21 de septiembre en el Riot Fest en Chicago, las luces de los celulares iluminaban el mosh pit cada vez que los Descendents tocaban una de sus canciones emblemáticas, esas que han moldeado el léxico de la música alternativa a través de videos de skate y videojuegos de Tony Hawk. Incluso aquellos que no están tan familiarizados con la obra punk de este grupo del sur de California habrán visto sus icónicas camisetas o escuchado su música en series y películas de los 1980 y 1990. No fue una sorpresa que la banda reuniera a más de 20 mil personas en su presentación, dejando a St. Vincent, que se presentaba en ese momento, con una nula cantidad de asistencia.
La formación central de los Descendents, con Milo Aukerman en la voz, Stephen Egerton en la guitarra, Karl Alvarez en el bajo y Bill Stevenson en la batería, ha permanecido prácticamente intacta por casi 40 años. Aunque han tenido algunos períodos de pausa y han lanzado discos intermitentes, la banda ha estado en actividad constante durante casi 15 años. Como muchas bandas punk de su época, su identidad se define principalmente por sus primeros discos: Milo Goes to College (1982), I Don’t Want to Grow Up (1985) y Everything Sucks (1995). Sin embargo, el grupo ha evolucionado, y hasta algunas de sus canciones más recientes recibieron ovaciones de sus fanáticos más devotos durante el concierto. Milo Aukerman, con más de 60 años, mostró una fuerza brutal y una energía envidiable para la mayoría de los que estaban entre el público. Con una mezcla dinámica de surf-punk, gritos poderosos y acordes angulares, los Descendents ofrecieron un set notablemente ajustado, tocando 33 canciones en poco más de una hora.
Hay algo único en el culto a las bandas de punk y hardcore de la vieja escuela. Si bien parece que el género ha alcanzado un espacio más inclusivo y accesible en los últimos años con bandas como Turnstile y Military Gun, siempre habrá actos de punk clásico que inspiren una energía rabiosa y excluyente. Afortunadamente, los Descendents no parecen ser una de esas bandas. Con un catálogo lleno de himnos que trascienden las divisiones de género y despiertan la mejor clase de nostalgia, su música sigue resonando entre generaciones. El punk está vivo, y los Descendents son prueba de que la autenticidad y la pasión trascienden el tiempo y las generaciones. Ellos llegarán a Guadalajara por primera vez el cinco de diciembre de la mano de otras leyendas como Circle Jerks en el C3 Stage. Venta de boletos por sistema Ticketnowmexico.com.