José Rodolfo Castro | Es que en verdad no representaban negocio, sino hasta que se acercó la marca «Canelo», de lo contrario habría sido una pelea como muchas que se disputan de campeonato mundial cada fin de semana, habría pasado inadvertida para los aficionados que impulsan la popularidad global.
Los rusos Artur Beterbiev y Dmitry Bivol, se enfrentaron el sábado para unificar sus campeonatos, los mundiales CMB, OMB, FIB, y OIB, en la Kingdom Arena de Riad, Arabia Saudita, ganó Beterbiev por decisión. Compromiso que vivió momentos del arte de la defensa y el ataque, exhibición respaldada por récords con victorias ante oponentes poco o nada conocidos. Toda la mercadotecnia giró en torno a la victoria de Bivol sobre el tapatío Saúl Alvarez, el termómetro de muchos para celebrar el encuentro como formidable. El jalisciense nunca le ganará a estos grandotes, además, boxeadores de media tabla.
Con sus registros inmaculados, apantallando con nocauts, hay quienes se aventuraron en señalar que esta pelea debe ser elegida como la del año, como también puede serlo la que sostuvieron el tapatío Ronaldo “Ronny” Ruelas y Arturo «Gatti» Avila, el viernes 27 de septiembre en Guanamor Teatro Estudio.
Es lo que hay en los aparadores de los organismos que rigen el boxeo mundial, y además ya los colocan entre los mejores boxeadores kilo por kilo del mundo. También deberían inscribir el nombre de Ronaldo “Ronny” Ruelas en este departamento.
Desde que sonó el primer campanazo en la Kingdom Arena, se observó la mayor talla de Beterbiev, y los estilos de los actores, el veloz jab de Bivol, y el gancho al hígado de su adversario, quien sin preocuparse por el cuero que podría recibir en el rostro, envió repertorio a las zonas blandas, su estrategia, soportada por la fortaleza, molerlas para detener las piernas y encontrar el triunfo.
Ya desde el tercer capítulo las combinaciones de Beterbiev movían a Bivol como un trapo, quien agazapado respondía como una cobra con combinaciones centelleantes, al estilo boxeo olímpico, vistosas, pero poco efectivas, no tiene poder en los nudillos. Transitaba el cuarto capítulo y Artur se exhibía como un destructor.
Dmitry a la mitad del encuentro respetaba no sólo la pegada de su oponente, también la fortaleza, boxeaba caminando hacia atrás, capoteando el temporal, y aún con velocidad en sus piernas, manteniendo la distancia, con esporádicas reacciones inofensivas. Sin poder en los puños no existía futuro.
En la segunda mitad del match Beterbiev ya enviaba a placer su repertorio. Bivol, con menos movilidad en sus piernas, ya perdía gran porcentaje para enviar sus ataques, además no sabía cómo detener a Artur. La estrategia ya no le funcionaba, y ni Dmitry, como tampoco su esquina, la cambiaban, esperando que sus inofensivos ataques, que más parecían arrebatos, apantallaran a los jueces. La película fue la misma al cierre del encuentro.
En nuestra tarjeta, Beterbiev ganó los rounds 3, 6, 7, 8, 9, 10, 11, 12, para arrojar la sumatoria de 116-112. Ahora dicen que Bivol no ganó los asaltos de campeonato. Lo que le faltó fue punch. A finales de los años 1970, en la Arena Coliseo local, un aficionado se entusiasmo con la demostración de Rodolfo «Pecas» Quintero, estaba seguro que había triunfado, al escuchar al gritón anunciar el nombre de Francisco «Kiko» Bejines como ganador, se desconcertó, el caso es que únicamente había visto los dos últimos asaltos. Todos los rounds cuentan, hay que ganarlos uno por uno.
Ya publicistas apoyan la revancha, y la ganaría más fácil Beterbiev. Ahora que si Bivol quiere riqueza en sus recursos, que vea los videos de un genio, el yucateco Miguel Canto, para que conozca lo que es boxear caminando hacia atrás, y ganar por decisión. Podría estudiar a Juan Manuel Márquez, en el contragolpe un maestro, pero tenía pegada.
Beterbiev es de boxeo predecible, lo ejecuta frontal, un pegador lo noquea. Bivol perdió gran porcentaje de capacidad física con este encuentro, podría iniciar el descenso de su carrera. Revista101.com
Imagen | La Nación