José Rodolfo Castro | Se desencajó el rostro del Emperador Julio César Chávez al observar que ingresaba el derechazo al rostro de Jaime Munguía, que se derrumbaba, que sería difícil que regresara al compromiso. Ya imaginamos el rictus que proyectaron en sus rostros Fernando Beltrán y Oscar de la Hoya, los promotores del ex campeón mundial súper welter OMB, al ver consumada la sorpresa, lamentarse por la desaparición en un instante de millones de dólares que ya veían reflejados en sus cuentas bancarias.
Armaron toda una fiesta para instalar al tijuanense como el boxeador que cargaría con el prestigio de la escuela boxística mexicana, solo esperaban ver levantado el puño derecho de Munguía en señal de victoria, para trabajar la fecha de revancha con el tapatío Saúl «Canelo» Alvarez.
Todos los aficionados sabían lo que le pasaría tarde o temprano a Jaime Munguía, su defensa porosa la anunció a nivel internacional la noche que ganó el campeonato mundial súperwelter CMB, sin guardia, un golpeador lo noquearía, y aunque el francés Bruno Surace se presentó el sábado 14 de diciembre en el Estadio Caliente en Tijuana, con ninguna popularidad, con palmarés inmaculado 27-0, con apenas 4 nocauts a su favor y una carrera en peso medio desarrollada completamente en su país, donde ganó el campeonato europeo, tomó la oportunidad con seriedad para aprovechar las malas costumbres del mexicano, la noticia global del boxeo del fin de semana, noqueó al adversario de clase mundial en el sexto round.
Revés que desbarranca al tijuanense, profundidad de la que tal vez ya no pueda salir, el francés exhibió la avenida por la que otros más pueden derrotarlo. Es el resultado que le pronosticaron a Saúl «Canelo» Alvarez, nocaut contundente a Munguía por su pobre defensa.
La noche que conquistó el tijuanense el campeonato mundial súperwelter OMB, noqueó a Sadam Ali en cuatro episodios en Nueva York en mayo de 2018, recordó a José Pipino Cuevas, excampeón mundial welter AMB, un toro con potentes puños siempre en busca del nocaut, ataque con apenas defensa, estilo que mantuvo y que lo catapultó a ídolo en tiempos de los Ray «Sugar» Leonard, Roberto «Manos de Piedra» Durán, Thomas Hearns. Jaime ganó popularidad con su estilo, ínfima defensa y poderosos nudillos resolvieron las ecuaciones, mientras sus promotores, Beltrán y De la Hoya, con el corazón en la mano, no terminaban de sufrir al observar ingresos de peligrosas combinaciones al rostro de su promovido.
El descenso inició al querer cambiarle el estilo huracanado a Munguía a través de un nuevo maestro, Erik «Terrible» Morales. Apareció en la lona con un jab técnico, moviendo la cintura, enseñanza que presentaba en los tres o cuatro primeros asaltos, se notaba que no podía contener el toro que vive en su interior, para regresar a lo que es, un fajador natural. Nunca aprendió a defenderse.
El tinglado que le armaron a Jaime Munguía, recordó el que le construyó el promotor Rogelio Robles y su empresa Azteca Promotions al tapatío Alejandro «Cobrita» González. Rentó la Arena Coliseo local para enfrentarlo con el filipino Luisito Espinosa, con el objetivo que el jalisciense recuperara el campeonato mundial pluma CMB. La inversión también fue fuerte, el inmueble lució casi lleno, a «La Cobrita» lo noquearon en cuatro rounds, e inició el descenso de Rogelio Robles en las grandes promociones boxísticas, antes montó la mayoría de los compromisos mundiales de José Pipino» Cuevas, el histórico encuentro de Las Zetas, Carlos Zárate-Alfonso Zamora, encumbró a Miguel Angel González, y llevó a los tapatíos Oscar «Kiko» Bejines y Mario «Azabache» Martínez al Olympic Auditorium en Los Angeles, California, donde disputaron campeonatos mundiales, gallo CMB, y súperpluma CMB vacante, que «Azabache» disputó a Julio César Chávez Revista101.com
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