La cita para la charla Actualidad de Gabriel García Márquez a diez años de su muerte y cien de su natalicio era a las 17:00 horas, pero diez minutos antes el lugar donde se llevaría a cabo, el salón 2 del Área Nacional de la Feria Internacional del Libro, estaba lleno. Las últimas personas en llegar se acomodaron contra los muros, mientras Laura Niembro, directora de Contenidos de la FIL, les dio la bienvenida confirmando lo que todos pensaban: Gabriel García Márquez, Gabo, uno de los amigos más entrañables de la Feria, sigue convocando a lectores y lectoras que le conocieron desde hace muchos años o que comienzan a hacerlo gracias a su obra póstuma o la sonada adaptación de Netflix a su obra más conocida, Cien años de soledad, próxima a estrenarse.
Las dos participantes en la mesa reivindicaron la importancia que Gabo para la literatura latinoamericana (y universal): Daniella Sánchez Russo, del Ministerio de las Culturas, las Artes y los Saberes de Colombia, y la periodista colombiana Silvana Paternostro charlaron en torno a la nueva edición del libro Soledad y compañía, de Paternostro, un recuento coral y colectivo de la figura detrás del personaje que representa García Márquez. Hace diez años, cuando el Nobel de literatura murió en Ciudad de México a los 87 años, presentó el título — «sin ningún rastro de hipérbole, uno de los retratos más humanos de Gabriel García Márquez», según las palabras de la propia Niembro— cuando «todavía le faltaba una vuelta a la tuerca. Ahora tengo el libro que siempre quise tener».
Silvana compartió la génesis de este libro, que también fue un proyecto ambicioso para recuperar los testimonios de personas cercanas, y clave en la vida de García Márquez. Una publicación estadounidense le había comisionado, mucho antes de 2014, para que entrevistara a personas que se habían relacionado con el autor, como Fidel Castro, Bill Clinton o Carlos Fuentes. Pero a la periodista le pareció muy aburrido y, en su lugar, hizo una contraoferta: ¿Qué tal si mejor iba a Barranquilla y buscaba a gente real, que le conociera realmente?
Los editores aceptaron y durante un tiempo realizó las entrevistas en español y las envió por paquetería exprés a Estados Unidos para que se tradujeran al inglés rápidamente: la revista temía que Gabo muriera antes de que pudieran publicar todo. «Pero Gabo siempre gana», sentenció Paternostro, pues la revista cerró y el autor de Ojos de perro azul vivió varios años más. La periodista conservó las cintas durante un tiempo sin saber realmente qué hacer con ellas, hasta que en la inauguración del Museo Soumaya fue testigo de cómo las personas se sintieron más atraídas por el escritor colombiano que por el propio fundador del recinto.
Silvana organizó los capítulos de la edición de 2014 de Soledad y compañía en dos grandes secciones: a.C. (antes de Cien años de soledad) y d.C. (después de Cien años de soledad) para explicar mejor quién había sido Gabo. Para la nueva edición, que estará disponible en el stand de Colombia (Área Internacional), agregó siete capítulos y una tercera sección: “10 años sin Gabo”. Quienes lo lean conocerán anécdotas de su escritor favorito, como por qué le dedicó la historia de Macondo a dos personas en particular; cómo sucedió el famoso golpe que le propinó Vargas Llosa; los rencores que se construyeron con otros actores culturales; sus posiciones políticas, entre otras anécdotas compartidas por su círculo cercano. Al público asistente, la periodista les dio una historia que no aparece en el texto: en una FIL, cuando un joven se le acercó a Gabo y a otro autor del boom latinoamericano (de quien no compartió nombre) a pedirle un autógrafo, el segundo apenas dejó un garabato en el ejemplar que le acercaron, mientras que Gabo lo miró a los ojos, le preguntó su nombre y le dibujó una flor.
Un par de horas después, el espíritu del autor colombiano se mantuvo latente con la charla de Natalia Santa, Camila Brugés y Daniel Marquínez, guionistas responsables de la adaptación de Cien años de soledad a la serie de Netflix que está por estrenarse. Un proyecto complejo, arduo y retador, según la experiencia que compartió Santa mientras explicaba el trabajo de transformar en una serie a una novela que «se ha convertido en patrimonio cultural de Colombia, América Latina y el mundo».
«Temor, ninguno» en tomar una historia tan importante como esta, dijo Marquínez cuando la moderadora, Laura García Arroyo, le preguntó si había algunas reservas al hacer un proyecto audiovisual con una novela de este impacto. «La serie complementa al libro», dijo. Tal vez Carmen Balcells, quien fue la agente literaria de Gabo, tenía razón cuando le dijo a Paternostro en la entrevista que incluye en el libro: «El gabismo será una religión». Revista101.com