Vladimir Vega | Miguel Rodríguez, fotografía | El Estadio 3 de Marzo se transformó en una mezcla de emociones la noche del viernes pasado, cuando Maná regresó a casa para encender el escenario con su energía desbordante. Durante más de dos horas, los casi 18 mil asistentes vibraron al ritmo de sus himnos más coreados como parte de la gira México Lindo y Querido.
Desde los primeros acordes de «Manda Una Señal», la fiesta estaba servida. Fher Olvera encendió al público con su frase: «Esta noche de viernes la vamos a pasar de poca madre. Traemos muchas rolas, traemos todo el arsenal». Y así fue.
Homenajeando a su tierra, Maná interpretó «Corazón Espinado», dedicada a Carlos Santana, mientras que «Labios Compartidos» y «Cuando Los Ángeles Lloran» transformaron al estadio en un mar de voces que coreaban al unísono. Alex González, con su virtuosismo en la batería, deleitó a todos con un solo inolvidable.
En un momento especial, la banda se trasladó a La Isla, un pequeño escenario en medio del campo, para ofrecer un set acústico íntimo. Canciones como «Te Lloré Un Río» y «Vivir Sin Aire» envolvieron al público en una atmósfera cargada de nostalgia.
Fher brindó con los asistentes y bromeó sobre el precio de las cervezas, sugiriendo de manera divertida pasar alguna botella “de contrabando”.
El clímax de la noche llegó con «Me Vale», cuando un afortunado fan tuvo la oportunidad de improvisar un duelo de guitarras con Sergio Vallín. Para cerrar con broche de oro, Maná interpretó sus clásicos más esperados: «Clavado En Un Bar», «El Muelle de San Blas» y «Rayando el Sol», dejando al público con ganas de más. Fue una noche inolvidable que quedará grabada en la memoria de todos los presentes, un homenaje a más de 40 años de carrera musical de una de las bandas más importantes de México.