Ike Ochoa | En este gran circo de la Fórmula 1, si hay algo que no escasea, son los «expertos» que se apresuran a enterrar a un piloto cuando las cosas no van bien. Esta vez, el blanco ha sido Sergio «Checo» Pérez, quien ha pasado de héroe a villano en tiempo récord, todo gracias a una temporada más accidentada que las curvas de Mónaco. Y, por si fuera poco, su futuro en Red Bull está colgando de un hilo más delgado que la paciencia de Christian Horner.
Max Verstappen, compañero de Pérez y, al parecer, ahora su defensor oficial, no se quedó callado ante las críticas. El neerlandés, conocido por su franqueza tanto dentro como fuera de la pista, aseguró que Pérez no es «ningún idiota». Claro, porque en el mundo de la F1, ser calificado de «idiota» es básicamente la puerta de salida. ¡Adiós, Checo! (O tal vez no).
La crítica hacia el mexicano ha sido brutal, especialmente porque la temporada ha sido para él un desastre en cuanto a clasificaciones. Checo, al volante del RB20, ha quedado más lejos de Verstappen que los pits de la pista en varias sesiones de clasificación y, como resultado, Red Bull perdió el campeonato de constructores ante McLaren y Ferrari. Y eso, en el mundo de los energizantes, es peor que un Red Bull sin gas.
Lo cierto es que, aunque Pérez firmó un contrato en plena temporada (probablemente con una mano en el volante y la otra cruzando los dedos), los rumores dicen que Liam Lawson podría reemplazarlo, dejando a Checo fuera del paddock. Y si eso pasa, se acabó la fiesta para el tapatío.
Verstappen y su «no sé, pregúntenle al equipo»
Cuando se le preguntó a Verstappen si esperaba un nuevo compañero para la próxima temporada, su respuesta fue de manual de piloto: «No sé, eso es cosa del equipo». Pero, en su habitual sinceridad, Max elogió a Checo diciendo que es un «gran tipo». Y aquí es donde me pregunto, ¿cuándo fue la última vez que a Max le importó si su compañero era «un buen tipo»?
Pero, más allá de las bromas, Verstappen ha defendido a Pérez todo el año, señalando que los problemas con el RB20 no han sido cosa exclusiva del mexicano. Incluso, el tetracampeón confesó que él mismo se ha frustrado con el coche desde el parón veraniego. Así que, al parecer, la culpa no es solo del piloto, sino del bólido que se ha comportado más como una montaña rusa que como un coche de carreras.
Pérez no es el problema… pero el reloj corre
Max insistió en que Pérez ha sufrido un 100% con el coche, pero también admitió que algunas carreras podrían haber sido mejores. Aun así, se mantuvo firme al decir que la gente ha sido «muy dura» con el mexicano. «Él no es un idiota», repitió Verstappen, casi como si estuviera defendiéndolo en una sala de tribunal.
Así que ahí lo tienen: mientras el destino de Checo Pérez se decide, Verstappen lo respalda, el equipo lo cuestiona y los rumores vuelan más rápido que un cambio de neumáticos. Solo queda ver si Red Bull le da una segunda oportunidad, o si el «gran tipo» de Milton Keynes tendrá que buscar asiento en otro equipo… o, peor aún, ver las carreras desde su sofá.