Por Marco Galván | Cuando eres un adolescente y te encuentras buscando tu lugar en tiempos complicados, donde no sabes hacia dónde vas ni dónde encajar, existe un paracaídas glorioso llamado música, y en particular, de forma específica, el METAL. Ya sea cualquiera de sus géneros: hard rock, thrash, death, black, speed, power, grind, hardcore, etc., es un refugio para todos aquellos forajidos y marginados que no pueden o no quieren encajar con el ser humano común, ordinario, colectivo y corriente.
Hace algunos días, mi compañera de oficina me decía: «Tu rock and roll, conciertos y música son tu escape de la realidad», a lo que le respondí de forma simple: «NO, estás equivocada, es una forma de vida». Y ella insistió: «NO, es tu escape de la realidad». Le contesté exactamente lo mismo. ¿Qué sucede? Para el humano corriente, su cerebro no puede entender que sea una forma de vida porque no conocen otra vida diferente a su realidad insulsa y de «buenas costumbres».
Cuando creces con la música, en particular con el metal, lo primero que desarrollas es resiliencia, una hermosa armadura de «me vale madre lo que piensen los demás», sin importar ser discriminado porque siempre te ven como el raro del grupo por ser diferente al colectivo normal. Recibes comentarios en primaria y secundaria similares a: «Tú y tu música metálica, tu música satánica». Lo gracioso de todo es que, en realidad, es algo que su entendimiento no comprende ni lingüísticamente, ni auditivamente, y mucho menos en la complejidad musical que nuestro oído y cerebro pueden procesar.
De primera instancia, eres catalogado como inadaptado, agresivo, pero la realidad es que, aunque seas marginado, la música fuerte y pesada es un cielo seguro, un salvavidas para la depresión y un empoderamiento ante cualquier abuso.
En el álbum de la banda argentina Rata Blanca, se cita palpablemente en los coros de su canción “Abrazando el Rock and Roll”:
No seré uno más, rock and roll, vos me diste libertad.
No seré uno más, con tu amor estoy vivo de verdad,
y puedo sentir, y puedo soñar,
y enfrentar a cierta gente que no piensa lo mismo.
Enfrentar a cierta gente que no entienda cuál es mi pasión.
Es mi verdad, mi identidad, es mi canción.
El heavy metal es terapia para aquellos chicos provenientes de familias disfuncionales con ambientes caóticos, marginales y abusivos. Si vienes de ese tipo de entorno, el metal puede hacerte sentir veinte centímetros más alto y convertirte en un gigante, dándote el empoderamiento de ser tú mismo, pero, en especial, brindándote un sentido de pertenencia y de vida: ideales, causa y cultura, una razón para vivir.
El metal da un enfoque en la vida y te ayuda a tener una comprensión más clara de quién eres, dirigiendo tu energía para construir una vida más completa, auténtica, con los pies en la tierra, y te hace feliz a través de situaciones y tiempos difíciles. Es como una gran familia donde todos respetan su individualidad y originalidad, sin estereotipos, permitiendo un espacio seguro para todos, cualquiera que sea su apariencia, carácter o comportamiento.
El metal hace a la gente mucho más feliz, ya que canaliza los sentimientos de agresión, frustración y angustia de la vida cotidiana, siendo un catalizador de energía y emociones. Es comparable a lo que es la ópera o la música clásica, que también te lleva por pasajes oscuros, cambios constantes de tiempos, atmósferas, gloria, tristeza y alegría. Es ahí donde ese catalizador metálico se convierte en resistencia, flexibilidad, aceptación y resiliencia. Como dice la palabra griega éstasis, que significa «estar fuera de uno mismo», se refiere a la eliminación de la mente o el cuerpo de su lugar normal de funcionamiento, llevándote a un estado de plenitud máxima.
Por otro lado, tocar este tipo de música requiere talento, mucha creatividad, un oído desarrollado y una mente abierta, cualquiera que sea el instrumento. Las melodías son intensas y complejas, con diferentes cambios, e incluso las vocales requieren un estudio profundo de la técnica en todos sus géneros y subgéneros. Quien canta heavy metal debe alcanzar notas altas y limpias; el gutural requiere una técnica donde el sonido viene del estómago y no de las cuerdas vocales. Y, claro, si cantas symphonic metal, la tesitura vocal debe ser la de un cantante de ópera estudiado. Todos los géneros son complejos.
En pocas palabras, el metal es un liberador de estrés e ira porque disminuye las emociones negativas de agobio y reduce los niveles de cortisol, el generador del estrés, ayudando a estabilizar las emociones cotidianas. Ya sea sacando toda la adrenalina en un concierto o en el mosh pit, la música hace que el metalhead sea una persona plena en su entorno, extrayendo cualidades positivas de la música aplicables a cada día.
El estilo de música y vida tan intenso nos ayuda a fomentar nuestro pensamiento crítico y a ver la vida de forma más cruda e imparcial. Si no, basta con observar las portadas de nuestros álbumes favoritos. Somos seres a la mitad del yin y el yang, de la luz y la oscuridad, y necesitamos de ambos, sentimental y auditivamente, porque el mundo se conforma de ello. Solo basta con ver las noticias de cada día para darnos cuenta de que estamos en un lugar muy oscuro, pero con cosas brillantes llenas de luz y diferentes matices en nuestra realidad.
¿Pero por qué es una forma de vida? La respuesta es simple: quien es un METALHEAD lo es de por vida, para tristeza de los padres que pensaron que solo era una fase.
Vivimos por el metal y morimos por el metal. Nuestra cabellera es larga de por vida (a excepción de los calvos). Escuchamos rock y metal desde que amanece hasta que anochece porque nos causa felicidad. Todo gira en torno a la música, desde nuestros cuartos de adolescencia llenos de pósters hasta la adultez, con amplias colecciones de trofeos, playeras, tazas, discos y objetos que traen añoranza de momentos en conciertos, viajes y situaciones vividas.
Científicamente está comprobado que la música libera serotonina, dopamina y endorfinas, otorgando una recompensa a la mente y al cuerpo.
REBEL INSIDE METAL FOR LIFE, STAY STRONG, STAY FUCKING METAL.