Marco Galván | ¡La vida es como una caja de chocolates, nunca sabes lo que te va a tocar!. La mítica frase famosa de la película “Forrest Gump” puede ser aplicada a la existencia del señor guitarrista Marty, externando sus sacrificios, decisiones llenas de incertidumbre, retos que parecen fuera de su liga y principalmente sus más profundos anhelos, pasiones y deseos de forma muy sincera.
Si quisiéramos resumir la autobiografía de Marty Friedman llamada “Soñando Japonés”, lo explicaría de la siguiente forma: Historias de vida de cómo un guitarrista excepcional mandó todo al socavón, estando en una de las bandas con más éxito internacional en el pico comercial de MEGADETH para mudarse a una isla y convertirse en una celebridad musical y de televisión.
Parece una locura, pero como seres humanos los estándares de riqueza, fama y satisfacción son diferentes para cada persona. Esta atípica historia es un libro imperdible para los fans de Megadeth y el metal en general, ya que si has leído las biografías de los otros miembros (Mustaine, Ellefson y Menza), este complementa perfectamente, ya que muestra la historia con otro crisol.
Friedman, un tipo único al igual que su vida, no solo como guitarrista, es un bonachón que cuenta su caminar en esta tierra de forma directa. Naciendo en una familia judía americana, cuenta cómo su padre trabajó para el FBI y la NSA en la época de la Guerra Fría y cómo, por su trabajo, vivió su infancia viajando de U.S.A. a Alemania, regresando a Maryland y posteriormente mudándose a Hawái mientras crecía adorando a Presley y a Kiss.
Como cualquier adolescente, comenzó en una banda de covers llamada “Deuce” en honor a la canción clásica de KISS, donde las drogas, fiestas, mujeres y excesos llegaron a su pico. Llegó el punto en que entendió que, si quería ser exitoso musicalmente, tendría que hacer un compromiso consigo mismo para estar limpio, dejando la banda para mudarse a la isla de Hawái, donde prácticamente no había escena, pero donde formaría la banda VIXEN, con quienes grabaría un EP.
Posteriormente, gracias a revistas y el tape trading, llamó la atención de un par de personas que lo ayudarían en su carrera musical: Brian Slagel de Metal Blade, quien le permitiría participar en sus compilados con su banda ALOHA, la cual cambiaría su nombre al nombre de la isla y con quien grabaría tres discos. La otra persona especial y prominente sería Mike Varney, el CEO de SHRAPNEL, una disquera especializada en speed metal, con quien grabaría su primer álbum en solitario y el culpable de presentarle a Jason Becker, con quien formaría el increíble proyecto de CACOPHONY.
Regresando a Estados Unidos., Marty tocaría puertas, teniendo audiciones para Ozzy Osbourne, Kiss, Madonna y finalmente ganando su lugar en la alineación más importante de MEGADETH. Su forma innovadora y estilo único como guitarrista ayudaron durante una década a formar los álbumes más exitosos como el icónico “Rust in Peace” o “Cryptic Writings”, contando de forma franca los ciclos viciosos que se vivían en la dinámica de la banda en la década en que estuvo, para renunciar de forma abrupta a mediados de la gira del álbum Risk.
Pero su carrera musical no paró ahí, ya que de forma rápida decidió emigrar a Japón, un país que idolatra, con una cultura exótica que lo atrae y donde, siendo extranjero, es muy difícil poder acomodarse cuando son tan nacionalistas y cerrados, lo cual es de lo más interesante.
Haciéndose de contactos, Marty logra ser parte de bandas japonesas de J-POP, teniendo giras en el país y, a la par, conectándose con la industria del entretenimiento, la cual le ofrece trabajos como host televisivo, primero en programas musicales de rock y metal y posteriormente con contenido general sobre cultura. Siempre teniendo en mente que la música es su motor principal, logra combinar de forma profesional tratos para realizar múltiples discos solistas con muchos invitados, soundtracks para películas y anime, más varios álbumes de música tradicional japonesa llamados “Tokyo Jukebox”, acoplando los clásicos del país nipón a su propio estilo. Este relato tan interesante explica a detalle todas las circunstancias y la forma de aclimatarse a una sociedad casi alienígena y extraña a través de todas sus costumbres y formas sociales de comportamiento, manteniendo una resiliencia fascinante para lograr amalgamarse con una sociedad ajena.
Gracias a su trabajo duro, logra ser reconocido en el país del sol naciente por los diferentes medios de comunicación: radio, televisión, columnas de periódico, revistas y por acciones altruistas para recaudar fondos para las víctimas del tsunami del 2011, donde la planta nuclear de Fukushima fue dañada por el terremoto, causando filtraciones de radiación en las inmediaciones y principalmente en el mar, lo que provocó un daño ecológico significativo. Dichas acciones lo llevaron a ser considerado por el gobierno como embajador oficial de Japón en el evento anual de la herencia nacional del país nipón, creando himnos y música para el evento.
La prosa está escrita en capítulos cortos de una forma muy concreta y enfocada, lo cual hace que el lector nunca pierda interés y se mantenga a la expectativa de lo que sigue, viajando por muchos lugares, situaciones y diferentes caracteres.
Este libro te lleva tras un increíble viaje de un ser no convencional, con mucha parsimonia e inteligencia emocional, el cual lucha por sus pasiones y gustos de una forma interesante, lleno de anécdotas divertidas de tours musicales, berrinches de estrellas de rock y la alienación en el país del sol naciente.