
Alejandro Martínez Zaragoza | Con más de una década en la escena musical y cinco álbumes de estudio, León Benavente ha construido una carrera sólida respaldada por una colección de canciones que, al ser interpretadas en vivo, generan una conexión única con su público. La banda demostró una vez más su poder sobre el escenario en el C3 Stage el 14 de marzo, ofreciendo un espectáculo inolvidable que quedará grabado en la memoria de los tapatíos.
Desde el primer acorde quedó claro que la banda tenía un objetivo: ofrecer un show lleno de energía y emoción. La expectación en el recinto era palpable, con una audiencia entregada y lista para disfrutar de una noche mágica. La velada comenzó con «Úsame / Tírame», la misma pieza que abre su último trabajo discográfico, sirviendo como la perfecta declaración de intenciones. Desde ese momento, el cuarteto, procedente de España, dejó claro que venían dispuestos a entregarlo todo.
El setlist recorrió diferentes etapas de su trayectoria, combinando temas con una potente carga emocional como «Como la piedra que flota» y «Ánimo valiente», con cortes más rítmicos y enérgicos. Este conjunto con una carera larga a manera independiente, saben perfectamente lo que quieren y cómo lo expresan. Estos veteranos saben lograr un rock tan fresco y extraordinario que quien los escucha por primera vez queda enganchado.
La canción del daño» y «Gerry» no lograron mantener el mismo nivel de impacto que otros. Aun así, cualquier duda se disipó cuando el grupo interpretó canciones como «Mítico» y «Qué cruel», las cuales provocaron un estallido de emoción entre los asistentes. La conexión entre la banda y sus seguidores fue absoluta. Vítores, saltos y hasta tímidos intentos de slam fueron parte de la experiencia, reflejando la pasión con la que el público vivió cada canción. León Benavente jugó sus mejores cartas con una tripleta infalible: «En el festín», «Gloria» y «Ayer salí», esta última convertida en un himno para una generación que se resiste a envejecer. A pesar de la entrega de los asistentes, algo resultó evidente: la ausencia de un público más joven. La mayoría de los presentes pertenecían a generaciones que han seguido a la banda desde sus inicios, lo que plantea una inquietud sobre la baja asistencia de nuevas audiencias.