
Por Marco Galván | ¿Y a qué se debe esto? De entrada, al contar con un sistema educativo de altísimo nivel, donde se obliga a los estudiantes a aprender varios idiomas y a tocar un instrumento musical, el cual es prestado por el Estado para ser usado en clase y practicado en casa.
Por otro lado, su clima es una sinfonía de contrastes: inviernos árticos fríos y húmedos, acompañados por uno de los fenómenos naturales más únicos del planeta, el sol de medianoche, que permite experimentar inviernos sin luz solar y veranos con sol las 24 horas del día. Todas estas condiciones culturales y climáticas han propiciado un contraste interesante en el ámbito de la música, dando lugar a una larga lista de buenas bandas como Sonata Arctica, Nightwish o Stratovarius, que colocan al país en la mira del mundo.
Pero antes de este boom musical, especialmente en el power metal, existió una banda de thrash metal llamada STONE. Formados en 1985 en Kerava, en un inicio se llamaron Cross of Iron en sus primeras presentaciones. Posteriormente decidieron cambiarse al nombre con el que hoy se les conoce. Un dato curioso es que los miembros de la banda tenían entre 15 y 16 años cuando comenzaron tocando heavy metal tradicional, para luego evolucionar hacia el thrash metal.
Pasó el tiempo y, entre 1986 y 1988, la banda grabó algunos demos y sencillos en busca de un contrato discográfico, algo que se materializó en 1988 cuando el sello Megamania vio potencial en el proyecto. Ese mismo año lanzaron su disco debut, titulado simplemente STONE, cuya portada muestra a la banda tocando en un concierto para una audiencia caricaturesca, donde incluso aparece Mickey Mouse.
El álbum inicia con el himno de la banda: Get Stoned, que comienza con un riff maligno, seguido por la entrada del resto de los instrumentos, desbordándose en una agresión musical. La letra habla sobre la sobredosis musical que los adolescentes buscan para reunirse, divertirse y hacer música, mientras los adultos se quejan del ruido y de no entender la forma de vida del metalhead.
La segunda canción, y una de las mejores del álbum, es No Commands, un excelente tema a medio tiempo con riffs pesados, múltiples arreglos, cambios de estructura y, por supuesto, requintos geniales. Su letra aborda a una persona torturada por sus pensamientos y cómo la maldad se va apoderando de su voluntad. Estos chicos eran muy jóvenes, pero sus habilidades musicales eran verdaderamente impresionantes.
El tercer tema, Eat Your Pride (o Trágate tu orgullo), mantiene la velocidad con una melodía galopante que refuerza la potencia del thrash metal. La canción habla del conflicto entre la iglesia y los metaleros, y se burla de un pequeño sacerdote en su iglesia. De hecho, en una estrofa se cita: «Pídele a Dios que te salve de estos chicos sucios».
La siguiente canción, sobre la guerra santa, se titula The Day of Death y tiene un sonido oscuro y técnico, con un bajo poderoso y una batería contundente. A mitad del tema hay un pasaje acústico con arpegios que da paso nuevamente a la agresión de un tema pesado a medio tiempo.
Reach Out es una canción rápida e incansable, con una melodía que te hace mover la cabeza, un solo de guitarra exquisitamente loco y una letra llena de coraje sobre sentirse aislado por la sociedad. La siguiente canción es Real Delusion, que trata sobre el miedo a morir, cerrar los ojos y no despertar. Inicia con un bajo interesante, seguido por un riff aplastante y mucha velocidad, con coros a gritos y requintos fenomenales que podrían competir al nivel del mismo Kirk Hammett de Metallica.
Brain Damage es un tema que inicia con guitarras muy técnicas, seguido por una avalancha de sonido, una batería aplastante y un bajo veloz. La letra trata sobre el lavado de cerebro y la lucha contra una sociedad represiva. Le sigue Escape, que aborda temas similares sobre huir del dolor y la angustia. Comienza de forma pausada y pesada, con riffs estridentes que incrementan el ritmo poco a poco.
La siguiente pista es un cover de la canción de Europe, The Final Countdown, interpretado de forma graciosa y burlona. Dura alrededor de un minuto y prácticamente destroza la versión original de forma chusca y desafinada, sin letras. La canción que cierra el disco es Overtake, con vocales rápidas, una batería machacante y coros agresivos. Podría haber sido compuesta por Overkill. Su letra es una vez más una protesta contra quienes no escuchan metal.
Un dato curioso es que Alexi Laiho, de Children of Bodom, siempre mencionaba que su mayor influencia musical fue STONE y su guitarrista líder, Roope Latvala, quien después colaboró como músico de sesión para Alexi y terminó siendo guitarrista en Children of Bodom en su última alineación, antes del fallecimiento de Laiho.