
La enorme tradición del automovilismo deportivo en México, dio el banderazo de salida en Jalisco en 1907, con lo que se convierte nuestro estado en cuna del automovilismo nacional. Este jueves 12 de junio en el Patio de los Naranjos en Palacio de Gobierno, el piloto tapatío, Tomás López Rocha, platicó de su extensa trayectoria en otras tantas competencias internacionales en las que ha participado, sin duda, es homenaje a quien también ha mantenido viva la profunda tradición de este deporte motor en Jalisco. En la fotografía de portada, el gran ganador de la primera carrera de automovilismo deportivo en México.
Su presencia enriqueció la reunión, una fiesta para conmemorar el momento histórico. «Un momento que, a pesar de haber sucedido hace más de un siglo, por primera vez en la historia nacional, es reconocido con el honor y la solemnidad que merece. Conmemoramos hoy, en este emblemático Palacio de Gobierno de Jalisco, el 118 aniversario de la primera carrera de automovilismo deportivo en México. Y lo hacemos desde su origen, desde donde realmente comenzó todo: Jalisco, tierra pionera y cuna del automovilismo nacional», expresó Alfonso Vidrio, director general de Jalisco en la Pista.
«Porque fue aquí, en esta tierra, en el mes de mayo de 1907 —sigue Alfonso Vidrio— cuando por primera vez los motores rugieron con propósito deportivo, cuando se organizó y realizó un evento sin precedentes que marcó el inicio de una pasión que, más de un siglo después, continúa acelerando corazones: la primera competencia automovilística formal en nuestro país.
«En Europa, las carreras nacieron a finales del siglo XIX como exhibiciones tecnológicas de las nacientes marcas automotrices. Pero en México, el automovilismo tomó forma gracias a una élite visionaria durante el Porfiriato, que no solo veía en el automóvil un símbolo de progreso, sino también un vehículo para impulsar el turismo, la infraestructura y la modernización nacional.
«Guadalajara fue la ciudad que abrazó este espíritu con más fuerza y convicción. Aquí se fundó el Club Automovilista de Guadalajara, antecedente inmediato del deporte motor en México. Y fue esta misma asociación, con el impulso del gobernador del Estado, el coronel Miguel Ahumada, y ciudadanos ilustres como Alfonso Fernández Somellera, Guillermo Kunnardt, Pedro L. Corcuera, Luis Herrera, Enrique Alvarez del Castillo y Julio Collignon, la que organizó y dio forma a la competencia que cambiaría para siempre la historia del transporte y el deporte en nuestro país.
«El circuito recorría puntos clave como Guadalajara, Chapala y Atequiza. La pista, de más de 35 kilómetros, fue construida en terrenos de las haciendas El Castillo y Santa Cruz del Valle. Participaron automóviles Pope Hartford y Packard, se establecieron categorías por caballaje, se registraron choferes profesionales, se integraron jueces, ingenieros de pista, médicos, ambulancias, y hasta comisiones de premios. Todo esto en 1907. Todo esto, antes de que existiera siquiera el primer autódromo en el continente americano.
«Ese año, la Copa Jalisco fue entregada al vencedor de la carrera de competencia, en un Pope Hartford, tras recorrer 177 kilómetros a una velocidad promedio de 55 kilómetros por hora. Mientras que Alfonso Fernández Somellera se coronaba en la categoría de turismo, en su auto Packard. Y aunque la Copa fue luego exhibida en la Ciudad de México, el origen quedó registrado en los caminos de Jalisco, en sus nombres, en sus motores, y en sus sueños.
«Hoy, rendimos homenaje a esas personas que marcaron el inicio del automovilismo mexicano no solo como deporte, sino como símbolo de innovación y desarrollo. Porque junto al automóvil también se impulsó la construcción de carreteras, el nacimiento del turismo motorizado y el fortalecimiento del tejido social entre empresarios, autoridades y ciudadanos.
«Mucho antes del Autódromo de la Magdalena Mixhuca, inaugurado por Adolfo López Mateos en 1959, mucho antes de Pedro y Ricardo Rodríguez, de Moisés Solana o de la Fórmula 1 en México… ya Jalisco había encendido los motores del progreso.
«Es aquí, y no en otro sitio, donde comenzó esta historia. Y es justo, necesario y profundamente simbólico, que hoy, por primera vez en la historia, lo reconozcamos oficialmente.
«El automovilismo en México tiene una raíz jalisciense. Y ese legado nos corresponde no sólo celebrarlo, sino protegerlo, difundirlo y ponerlo en valor para las nuevas generaciones.
Hoy no sólo conmemoramos una carrera. Hoy honramos una visión.
«Una visión que nos recuerda que el progreso no sólo se mide en velocidad, sino en la capacidad de anticiparse al futuro, de construir caminos donde no los había, y de atreverse a soñar, como lo hicieron aquellos pioneros, con una nación más moderna, conectada y libre.
Desde el corazón de este Palacio de Gobierno, que hoy se transforma en pista simbólica de la memoria, declaro con orgullo que Jalisco es la cuna del automovilismo deportivo en México. Y que este 118 aniversario no es un punto final, sino el punto de partida para seguir acelerando hacia el futuro, con la historia como combustible». Revista101.com