
En el marco del Festival Internacional de Cine en Guadalajara (FICG), que celebra su 40ª edición, el cine portugués brilló con luz propia gracias a la proyección de Os demónios do meu avô, el primer largometraje de animación en stop motion producido en Portugal. La cinta, dirigida por Nuno Beato, no solo encantó por su calidad visual, sino también por su profundidad narrativa y su fuerte anclaje en la tradición artesanal de su país. Esta función especial fue parte de la presentación oficial de Portugal como País Invitado de Honor, una distinción que permite al FICG abrir nuevas ventanas culturales entre Iberoamérica y Europa a través de las cinematografías emergentes y consolidadas.
Os demónios do meu avô, realizada en coproducción con España y Francia, presenta una fábula contemporánea que entrelaza la emoción humana con una estética visual profundamente artesanal. La historia sigue a Rosa, una mujer que abandona la ciudad tras la muerte de su abuelo, con quien llevaba años sin hablar. Al llegar a la antigua propiedad familiar, situada en la región portuguesa de Trás-os-Montes, Rosa encuentra una casa en ruinas, tierras abandonadas y un sinfín de recuerdos silenciados.
La reconstrucción de este espacio físico se convierte en un viaje interior para Rosa, quien es acompañada por figuras de barro que cobran vida y representan los demonios, literal y simbólicamente, del pasado de su abuelo. Estas figuras, que dialogan y guían a la protagonista, evocan tanto el folklore portugués como el peso emocional de los conflictos no resueltos.
El largometraje comienza en animación 2D, con una paleta fría y ambientes asépticos que reflejan la desconexión del presente urbano. Poco a poco, la estética se transforma al vibrante y táctil mundo del stop motion, marcando el tránsito emocional de la protagonista hacia un reencuentro con sus raíces. Este cambio estilístico no es solo visual, sino también simbólico, como explicó Nuno Beato en la charla posterior a la proyección. “El pasado sirve para mirar al futuro”, reflexionó el cineasta. “No me gusta vivir en el pasado, pero es importante entenderlo para poder avanzar. Rosa hereda más que una propiedad; hereda emociones, deudas afectivas y la tarea de sanar una historia que no vivió pero que la habita”.
Uno de los elementos más singulares del filme es su profunda conexión con la tradición artística portuguesa. Los “demonios” de barro están inspirados en las piezas de Rosa Ramalho, una reconocida artesana del norte de Portugal, cuyo nombre también fue tomado para la protagonista. Los muñecos, que reflejan con humor y crudeza la esencia de personajes reales, son el hilo conductor entre la fantasía y la realidad. “Hasta los sets debían parecer imperfectos”, compartió Beato, señalando que toda la estética fue cuidadosamente diseñada para que se sintiera humana, viva, artesanal, rechazando la perfección digital por una textura más orgánica. La película utilizó más de 400 kilos de barro, modelado a mano para construir casas, caminos, figuras y escenarios. Esa decisión estética está alineada con el mensaje central del filme: solo al tocar la tierra, al mancharse las manos, se puede verdaderamente entender de dónde venimos.
Con un presupuesto de 3 millones de euros, Os demónios do meu avô representa no solo un hito técnico para Portugal, sino también un proyecto cultural profundamente arraigado en su identidad. La cinta es el resultado de una colaboración entre estudios de animación portugueses, españoles y franceses, demostrando que el cine artesanal tiene cabida en el circuito internacional sin perder autenticidad. Nuno Beato insistió en que su obra es una carta de amor a las raíces, al territorio, a los vínculos familiares y, sobre todo, al poder del cine como herramienta de sanación.
Como parte de la programación del FICG40, el público puede visitar la exposición conjunta de Os demónios do meu avô y Soy Frankelda, el primer largometraje mexicano hecho totalmente en stop motion. La muestra se encuentra en el Museo de Ciencias Ambientales de Guadalajara, y estará abierta hasta el 14 de junio, fecha de clausura del festival. La exhibición incluye sets originales, personajes, maquetas y secuencias animadas de ambos filmes, ofreciendo una mirada íntima al proceso creativo detrás de dos de los proyectos más importantes de animación artesanal en Iberoamérica.