Revista101.com | El 2,9% de los adolescentes usa las redes sociales de manera claramente problemática, según
un estudio elaborado por miembros el grupo de investigación Ciberpsicología de la
Universidad Internacional de La Rioja (UNIR), junto con otros investigadores de la
Universidad del País Vasco (UPV/EHU). En total, el 16% de los 1.534 menores de entre 11 y 17
años que participaron en la investigación mostró un uso problemático de las redes sociales, que
puede llevar a dificultades en sus relaciones interpersonales cara a cara o la sensación de no
tener el control de sus propias vidas.
Este trabajo refleja dos niveles de uso preocupante de las redes sociales entre los menores
consultados. El mencionado 2,9% demostró un uso claramente problemático, como puede ser
consultarlas compulsivamente o tener consecuencias en esferas claves de la vida (como la
familiar, social o escolar); mientras el 13,3% se presentó en riesgo de incurrir en este tipo de
conductas.
El estudio se realizó con una muestra de adolescentes españoles y mexicanos: 705 procedentes
de escuelas del País Vasco (España), y 829 de Jalisco (México).
Los resultados de esta investigación pueden ayudar a comprender las diferencias en cuanto al
uso de la tecnología en ambos países, lo que facilita estrategias de prevención acordes con las
respectivas características culturales.
En España, el uso problemático de las redes sociales por adolescentes se ha asociado más con
la preocupación por estar conectados, mientras que en México está más vinculado a una
preferencia por la interacción social a través de estas plataformas en lugar de en persona.
Los investigadores no encontraron diferencias significativas entre los grupos de menores que
hacían un uso no problemático y un uso problemático severo en ambos países, aunque sí en
cuanto al grupo de los adolescentes en riesgo de presentar un uso problemático de estas
plataformas.
«Una contribución importante del estudio es que se parte de un enfoque basado en un modelo
cognitivo-conductual. Los enfoques clásicos, que entienden que las redes sociales (o alguna de
ellas) puede generar adicción, suponen muchas veces patologizar la vida cotidiana. Con este
estudio tenemos un instrumento que permite diferenciar el uso problemático frente al no
problemático y establecer perfiles”, explica Juan Manuel Machimbarrena, investigador del
grupo Ciberpsicología de UNIR y profesor agregado de la Universidad del País Vasco
(UPV/EHU).
“Estos estudios no pretenden patologizar la vida cotidiana. Las redes sociales son una actividad
normativa en nuestros adolescentes, pero lo que sí queríamos evidenciar es que también puede
generar problemas a un porcentaje de ellos”, explica Joaquín González-Cabrera,
investigador principal del grupo Ciberpsicología y del Instituto de Investigación y Transferencia
(ITEI) de UNIR.
Según González-Cabrera, “con las evidencias encontradas, se puede orientar la creación de
futuros programas de prevención del uso problemático de las redes sociales que hagan énfasis
en las conductas compulsivas y obsesivas a fin de reducir o limitar al máximo las consecuencias
psicosociales de su uso. No hay que demonizar que los adolescentes se regulen
emocionalmente a través de las redes sociales, ni tampoco que tengan una preferencia por la
interacción online, siempre que esta no sea la única vía. Por ello, estos factores suponen un
problema en sí mismo, aunque sí puede serlo cuando se suman más aspectos”.
¿Les obsesiona estar conectados?
Esta investigación responde al objetivo de diseñar y validar el instrumento de evaluación que
permita valorar el uso problemático de las redes sociales y, además, pueda usarse con
suficientes garantías en dos países de habla hispana. El instrumento se ha denominado:
‘Problematic Social Networking Site Use Scale’ (PSNUS).
De acuerdo con este cuestionario, se evaluó a los adolescentes en cuatro dimensiones. Se les
preguntó por su preferencia por la interacción a través de redes sociales: por ejemplo, si usan
estas plataformas para relacionarse con otros cuando se sienten aislados o para sentirse mejor
cuando están tristes.
En cuanto a la regulación emocional específicamente, se consultó a los menores acerca de si se
sentían ansiosos cuando no visitaban las redes sociales con frecuencia o perdidos cuando no las
usaban durante un tiempo.
Otro aspecto sobre el que se indagó fueron las preocupaciones cognitivas y conductas
impulsivas: si tenían dificultades para controlar el tiempo que dedicaban a las redes sociales o
para resistirse al influjo de hacerlo en determinados momentos.
Finalmente, se inquirió a los participantes en el estudio que indicaran si su uso de las redes
sociales les dificultaba tomar control de sus propias vidas, si habían dejado de hacer planes o
actividades por estar conectados, o si esta necesidad de conexión constante les había generado
problemas en sus vidas.
En el estudio han participado además los investigadores Miriam N. Varona y Alexander
Muela, de la Universidad del País Vasco (UPV/EHU).
Con información de la
Universidad Internacional de La Rioja (UNIR).
Imagen | RPP