Héctor Castro Aranda, texto y fotografía | En 1987, cuatro jóvenes y talentosos músicos formaron una banda de rock en la Ciudad de México, una banda que cambió la dinámica del género con letras profundas y sombrías. Dos años después, esa banda fue noticia cuando agotó las entradas para dos shows consecutivos en el famoso Auditorio Nacional. La fama y el éxito abundaron, ya que el grupo tocó en toda América Latina y ganó varios premios y reconocimientos importantes, pero en 1995 los miembros de la banda se dispersaron. Sin embargo, 16 años después, se produjo un reencuentro sorprendente. En 2011 y luego de meses de negociaciones, Caifanes se volvió a juntar para un show masivo en el Festival Vive Latino en México y Coachella en Estados Unidos.
Desde entonces, Caifanes ha ido cosechando éxitos gracias en parte a su estilo único y original, que se describe como un híbrido entre la nueva ola británica y el rock progresivo. Ahora en una especie de híbrido entre Jaguares y Caifanes, ya que actualmente es un trío de fundadores, Alfonso André, Saúl Hernández y Diego Herrera. Marcovich y Sabo Romo, ya tienen algunos años que no pertenecen a la formación.
Desde el 2011, Caifanes no ha dejado de girar y han construido una nueva base de seguidores y los que los siguen desde el inicio agradecidos de que el legado siga vivo y es un compartir tanto de la banda como del público, Caifanes da todo de sí y el público responde y es así que Guadalajara es un ejemplo, que pueden venir en concierto con boletaje de paga, en un festival gratuito, o cualquier modelo de recital que siempre estará lleno y se vuelve a demostrar con la más reciente entrega de los Caifanes el 10 de febrero en el Auditorio Telmex con la taquilla a reventar y varias decenas afuera deambulando por una oportunidad de conseguir entrada. Con un retraso de 15 minutos y unos problemas con la consola de audio, no evitó que el dinámico grupo hiciera que los fanáticos saltaran, empujaran, sudaran, cantaran e incluso lloraran de felicidad al ver a Saúl Hernández, Alfonso André, y Diego Herrera, interpretar todos sus éxitos clásicos.
El electrizante concierto de casi tres horas, incluyó algunos de los mejores éxitos de Caifanes, incluidos “La Célula que Explota”, “Quisiera ser Alcohol”, y “La Negra Tomasa”, una cumbia. Canción que lanzó a la banda al estrellato. Caifanes también interpretó canciones como “Viento”, “Dioses Ocultos”, “Detrás de Ti” y “Matenme Porque Me Muero”, entre muchas otras, canciones que transportaron al público maduro a la era del renacimiento del rock español. Caifanes tiene el estilo, el ritmo, la letra, el carisma, la química y la pasión para durar para siempre y se puede declarar con seguridad que han desplazado a otras agrupaciones de rock en México y de América Latina al vender tanto en cualquier lugar desde la Arena Movistar en Bogotá, Colombia o el Crypto Arena de Los Angeles y qué decir de Guadalajara, una de las plazas más complejas. Con tantas fechas agotadas, les queda la misión de llenar un estadio en la ciudad.