José Rodolfo Castro | Es una marca gigantesca a la que todavía se le puede exprimir para sacarle dividendos, una atractiva rebanada de pastel para la industria boxística, una producción en la que todos ganarán, y en la que pondría en juego su integridad física el dueño del nombre, quien es ejemplo de lo que no se debe hacer en el boxeo profesional, jamás, regresar a un cuadrilátero con capacidad mermada.
El actor directo es el primer eslabón de un circulo vicioso en el boxeo que puede terminar en tragedia. Es quien debe ver por su salud, y con decisión, decir no a las tentaciones que le exponen aquellos que lo empujan al abominable cerco, entrenador, manager, promotor, comisionado, y médico.
El entusiasmo con el que enredan a través de su palabrería, sí que convence. Alguien, un familiar, un amigo con ascendencia, debe ayudar al filipino Manny Pacquiao, para que no vuelva al boxeo profesional, que disfrute a su familia, que viva este deporte desde una butaca. En su oportunidad lo citamos, Pacquiao ya jamás sería el mismo arriba de un tinglado después del nocaut que le propinó Juan Manuel Márquez.
Su defensa fue minada, cualquier ofensiva que iniciaron con el puño derecho siguientes oponentes, entró en su rostro como cuchillo en mantequilla. Lento para defenderse. Yordenis Ugas, un boxeador ordinario, le ganó y prendió las luces de alarma en Las Vegas, en agosto de 2021, su más reciente pelea.
Mauricio Sulaimán, presidente del Consejo Mundial de Boxeo, abrió la posibilidad para que Manny Pacquiao vuelva al ring y dispute el título welter, pero con la condición que se encuentre en óptimo estado de salud.
Y por las mismas va la OMB, que ordenó revancha Emanuel «Vaquero» Navarrete-Oscar Valdez, quien en la primera edición recibió fuerte castigo, pelea de un solo lado, y a la que algunos, los publicistas de la empresa que montó el compromiso, la elevaron a una guerra. Disparate.
Valdez debe tomar la decisión de no enfrentarse a Navarrete, sería una imprudencia. Su mejor esquina del mundo, su promotor, con energía, deben sacudirlo para que evite la tentación, es lo más importante, aún se emberrinche y los abandone para trabajar con nuevo equipo. Valdez seguramente quiere la bolsa que representa una segunda sacudida con «Vaquero», nada, comparada con su salud. Revista101.com
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