
Antes de Blue Cheer, Black Sabbath o Deep Purple ¿quién comenzó el heavy metal?. Wagner, solo basta con escuchar La cabalgata de las valquirias y cómo no apreciarlo si era el soundtrack de los Looney Toons desde la infancia. Para alguien no tan adentrado en la música, quien prefiere sonidos simples y cadencias, creerá y le parecerá que la música clásica y el heavy metal son polos o mundos opuestos. Una elegante, épica y orquestal composición versus la crudeza eléctrica, sin embargo, ambos géneros tienen mucho en común, con composiciones y estructuras complejas con muchos cambios que despiertan emociones intensas en los sentimientos, desbordando el virtuosismo en sus intérpretes.
Por eso, para el metalhead promedio, puede vibrar con la música clásica y volverse loco con el Capricho número 24 de Niccolò Paganini. No es una casualidad que el heavy metal tenga tantos subgéneros y variantes, mientras a su vez transmutó la grandiosidad, pasión y el drama enlazado con la música clásica. La música es una de las herramientas que dan un sentido a la existencia de forma energética y existen compositores maravillosos en ambos campos. Y aquí algunos ejemplos de las maravillosas amalgamas musicales: La banda italiana Rhapsody mezcló el heavy metal con instrumentos clásicos, haciendo una ópera fenomenal. Los finlandeses fueron de los pioneros en los noventas del género denominado metal sinfónico, sembrando el camino que mezclaba música clásica con el metal y vocalistas femeninas poderosas con una impecable producción musical. Gracias a ellos vinieron después Delain, Within Temptation, Xandria, Tristania, entre otros.
El guitarrista neoclásico Yngwie Malmsteen supo encarnar perfectamente en su instrumento la abundancia de lo antiguo, creando un sonido completo, rico, original y atemporal, llegando a la cúspide con el concierto en vivo con la Orquesta Filarmónica de Japón. Y es más, te comparto el link para que vibres y aprecies la pericia magistral:
The Great Kat, cuyo nombre real es Katherine Thomas, es una excéntrica guitarrista y violinista virtuosa, quien adoptó la imagen de una dominatrix y transformaba la música clásica en piezas de thrash metal. Uno de sus trabajos más notorios es su álbum Beethoven on Speed. Otro ejemplo único es la banda alemana Lacrimosa, quienes curiosamente cantan en su lengua y combinan la música gótica con el rock sinfónico y lo clásico. Therion es una banda de Suecia que comenzó tocando death metal, pero después mutaron y comenzaron a fusionar su música con toques orquestales y sinfónicos, empleando coros pesados y voces operísticas femeninas.
Viper, la banda brasileña de adolescentes, en su segundo álbum llamado Theater of Fate, comenzó a mezclar heavy metal con música clásica, donde de hecho interpretan la canción Sonata de la luna de Beethoven en una forma exquisita. André Matos, después de este álbum, abandona la banda para seguir con su visión orquestal y crear ANGRA, que seguiría esa base pero fusionándola con power metal y sonidos brasileños. Avantasia es una ópera rock creada por Tobias Sammet, el vocalista de Edguy, donde en cada disco se invita a músicos y vocalistas diferentes de las principales bandas de heavy metal para crear un proyecto muy interesante con muchos matices. Haggard es una banda que combina música medieval con clásica y metal de manera única, siendo notable que en su ensamble de músicos, la banda misma consta de 16 miembros, más alrededor de 10 músicos invitados.
La lista de trabajos vigorosos y bandas notables sigue, pero aquí nombro a algunos de los principales exponentes y hago la invitación al lector de abandonarse al viaje musical metálico. Por otro lado, el viaje puede ser también al lado clásico. Vivaldi pudo ser el inventor del primer speed metal o hasta del techno en el siglo XVI. Si eres un guitarrista aficionado, solamente conecta tu guitarra al Marshall, sube al máximo el volumen e intenta con sus partituras interpretar sus creaciones.
A continuación, una lista de piezas interesantes de la música clásica que claramente pueden ser traducidas al heavy metal: El opening perfecto e inicial para esta travesía comienza con Carl Orff con O Fortuna, y todo lo de Carmina Burana es metal puro. La Quinta Sinfonía de Beethoven no debe faltar. El Concierto 2 de Las cuatro estaciones de Vivaldi es una perfecta progresión metalera que hasta te dan ganas de mover la melena. In the Hall of the Mountain King de Edvard Grieg, con su estructura creciente, enciende el alma. Concerto Grosso para cuerdas “Palladio” I. Allegretto, de Karl Jenkins. Mephisto Waltz número 1, S. 514. Carmen – Suite N.° 1, de Georges Bizet. 1812 Overture en E-flat Major Op. 49, de Tchaikovsky. Príncipe Ígor, Acto 2, de Borodin. Y la lista puede ser interminable con tantos siglos, creadores y músicos de todo el mundo. Así que, ¿quién demonios dice que la música clásica es aburrida, si al igual que el metal es un orgasmo auditivo?