Héctor Castro Aranda, texto y fotografía | Andrea Bocelli es uno de los cantantes de ópera más reconocidos en todo el mundo, con una carrera musical que se extiende por más de tres décadas. Su inconfundible voz y su impresionante rango vocal lo han convertido en una leyenda de la música clásica, y ha cautivado a millones de personas en todo el mundo con sus actuaciones en vivo y grabaciones de estudio.
Nacido en Lajatico, Italia, en 1958, Bocelli comenzó a mostrar un gran interés por la música desde una edad temprana. A los seis años, comenzó a tocar el piano y luego el saxofón, pero fue durante su adolescencia que descubrió su verdadera pasión por la música clásica. A pesar de ser ciego desde los 12 años, Bocelli perseveró y se graduó con honores en la Universidad de Pisa, donde estudió Derecho.
Sin embargo, su amor por la música clásica siempre estuvo presente, y finalmente decidió seguir su verdadera pasión. En 1992, Bocelli tuvo su gran oportunidad cuando fue invitado a cantar «Miserere» de Zucchero Fornaciari durante un concierto en vivo. Su actuación fue vista por el legendario tenor Luciano Pavarotti, quien quedó impresionado por su talento y le ofreció la oportunidad de grabar un dueto con él.
La carrera de Bocelli despegó después de su colaboración con Pavarotti. Su primer álbum en solitario, «Il mare calmo della sera», fue lanzado en 1994 y fue un éxito inmediato. El álbum incluía una mezcla de canciones pop y clásicas, y presentaba la voz única de Bocelli en su máxima expresión. Desde entonces, ha lanzado numerosos álbumes y colaborado con algunos de los músicos más talentosos del mundo.
Además de su éxito en la industria de la música, Bocelli también es conocido por su trabajo humanitario. Es embajador de buena voluntad de la FAO, la organización de las Naciones Unidas para la alimentación y la agricultura, y ha apoyado numerosas causas benéficas en todo el mundo. En 2011, fundó la Fundación Andrea Bocelli, que se dedica a ayudar a personas con discapacidades y fomentar la educación y la investigación médica.
En cuanto a su música, la carrera de Bocelli ha sido marcada por varios hitos impresionantes. Ha cantado en algunos de los escenarios más grandes y prestigiosos del mundo, incluyendo el Teatro alla Scala de Milán, la Ópera de París y el Madison Square Garden de Nueva York. Ha sido galardonado con numerosos premios y reconocimientos a lo largo de su carrera, incluyendo un Grammy y una estrella en el Paseo de la Fama de Hollywood.
Bocelli es un artista multifacético que puede incursionar tanto en baladas como en pop romántico y volver a sus raíces en la música clásica. Después de cuatro años de ausencia, realizó una extensa gira en México y llegó a Guadalajara el 24 de febrero. Acompañado por La Orquesta Filarmónica del Desierto de Saltillo, Coahuila, se presentó en Las Cañadas Country Club, en los límites del Bosque del Centinela, un lugar rodeado de pastos verdes y naturaleza, pero de difícil acceso debido a la zona habitacional y al hecho de que tuvieron que transportar a las siete mil personas que asistieron al evento. Durante semanas se anunció que la única forma de llegar al recital sería mediante un transporte especial que saldría desde el estacionamiento del Foro Alterno de la Universidad de Guadalajara, el cual ya estaría incluido en la compra del boleto de entrada al evento. Sin embargo, debido a la omisión de esta información, muchas personas prefirieron ir en sus propios autos, lo que provocó un caos en la movilidad y muchos quedaron varados al negárseles la entrada a Las Cañadas.
A las ocho de la noche, con el recinto lleno, se encendió la enorme estructura del escenario para dar la bienvenida al reconocido director, Eugene Kohn, y posteriormente dar la bienvenida al maestro Andrea Bocelli. El programa para la noche no se respetó y el orden de las canciones fue una sorpresa para el público. Interpretaron temas como «Verdi-Rigoletto, La Donna É Mobile», «Carmen», «Marcha y Coro Toreador», «La Bohème», «La Traviata: Libiamo, ne’ lieti calici», «Vivo Por Ella», que cantó junto a la joven mexicana Carolina Ross de Sinaloa.
La soprano que acompañó a Bocelli en todo momento fue la cubana María Aleida Rodríguez, y el flautista italiano Andrea Griminelli interpretó «Il Pistolero dell’Ave Maria». Con dos actos, en el intermedio de los cinco establecimientos de comida, solo dos estaban funcionando y la carta de bebidas no era muy amena para un evento de esta magnitud, quedando en deuda la prometida experiencia gastronómica que tanto se anunció. Quizás hubiera sido más adecuado instalar restaurantes de renombre con experiencia y capacidad para atender a eventos masivos, además de darle un toque elegante al evento. A pesar de todo, el recital fue una presentación de estándares internacionales de alta calidad. El evento exclusivo que terminó siendo masivo, al finalizar la espera para salir en los transportes fue desesperante para la asistencia que deseaba salir rápidamente, pero un mismo tumulto resultó en un cuello de botella que duró horas, aunque hubo algunas dificultades logísticas, la actuación y presentación de Bocelli fueron excelentes y estuvieron a la altura de los estándares internacionales.