Héctor Castro Aranda, texto y fotografía | Tomando el escenario entre imágenes galácticas y truenos, Vai y su banda se estrellaron contra el tema «Avalancha» de Inviolate su nuevo material. Con una guitarra iluminada por su diapasón, la pista avanza con fuerza a un ritmo vertiginoso. Steve Vai, todo un hombre espectáculo, que se mueve con un arte único por el escenario.
Mientras Vai acechaba el escenario de izquierda a derecha, es evidente que la diversión ocupa un lugar destacado en la agenda de la noche del 20 de junio en el Teatro Diana ante una taquilla al cien por ciento vendida, luego de una espera de 10 años para su segunda visita a Guadalajara. Y en lo que respecta a las expresiones faciales, Vai habla con su guitarra y su propia expresión corporal. Cada floritura, rasgeo o nota de un solo va acompañada de una expresión animada; no necesita un micrófono para decirte cómo se siente el señor Vai.
Si bien el deleite es claro y obvio en esas expresiones, Vai toma el micrófono para dar varias gracias durante la noche. La multitud responde con júbilo unificador. «¡¿Qué está pasando aquí esta noche?!» dice Vai bajo los reflectores y que le ha dado la vuelta al mundo durante 44 años.
Siguen las presentaciones de la banda, y qué banda es, su compañero de gira desde hace mucho tiempo, Dave Weiner, ayuda con la guitarra y las teclas, la química juntos es clara a la vista y se baten en duelo en «Lights Are On», con creciente exuberancia, y Weiner sorprende en su propio espacio en solitario más adelante en el set.
Con cualquier banda de acompañamiento, la química es clave. Philip Bynoe sacude los cimientos del Ritz con su trabajo dinámico en el bajo, y Jeremy Colson completa una sección rítmica estelar en la batería. Ambos tienen sus momentos para brillar por su cuenta con Vai ofreciendo apoyo a ambos. Es su poder lo que impulsa muchas de las canciones a la órbita.
Cuando los cuatro miembros se juntan, son la unidad más pesada que jamás hayas visto. «Building The Church», con su introducción alucinante, es completamente pesado, así como «Bad Horsie», con un sonido fornido. En medio de la furia de la sección rítmica, Vai explota su guitarra en todo su valor: es una vista fascinante.
«Greenish Blues», se presenta magníficamente. «I’m Becoming» es un sueño armónico.
Una agradable sorpresa en el set es «Dyin’ Day», una canción que Vai declara que nunca antes habían tocado en vivo en sus giras pasadas. La introducción acústica le da a la canción una verdadera sensación de rock clásico antes de que Vai vuelva a abrirse camino a través de varios solos vertiginosos. El momento cúspide fue con «For the Love of God» y posterior sacar su armamento de una tercia de guitarras e interpretar, «Teeth of the Hydra» y cerrar con «Taurus Bulba».
Steve Vai es hablar de un monstruo sagrado del rock and roll, que ha logrado todo en su trayectoria, sigue vigente y a sus 64 años sigue siendo el mismo de cuando inicio con una total energía y apasionado de la música que sigue presentado nuevas producciones como Inviolate que es una obra maestra.