José Rodolfo Castro | Alguna vez el periodista Luis Reynaga comentó que los futbolistas mexicanos necesitaban de más talla para competir, o triunfar, en los partidos de nocaut en la Copa Mundial de la FIFA. Los centímetros en estatura que aventajan las potencias sudamericanas o europeas, a los seleccionados nacionales, se convierten en obstáculos insalvables. Juan Pablo Romero, también periodista, comparó al Tri con un automóvil de cuatro cilindros, y a las potencias, con uno de ocho cilindros.
Así las cosas, la Selección Mexicana en estas justas mundialistas, está condenada a participar como eterna comparsa, no existen los elementos naturales para trascender. Sin embargo, enterados en el tema, grupo numeroso conformado en su mayoría por expertos mexicanos, heredan la fe, y la pasión, de sus antecesores, para repetir que los futbolistas mexicanos son buenos jugadores, pero necesitan de esta o aquella receta para competir con los gigantes. Una letanía que debió escucharse en 1930 en la Copa del Mundo celebrada en Uruguay. Y desde entonces.
Y sí, parecía que quienes dirigen el futbol doméstico, finalmente habían encontrado esa receta para que la Selección Mexicana iniciara su ascenso, de a de veras, en el Mundial. Fue en la década de 1990, primero Estados Unidos 1994, después Francia 1998, actuaciones del Tri que suponían un proceso serio, que imaginaba aspiraciones concretas. Manolo Lapuente, director técnico en la justa celebrada en el país galo, dijo, tras la eliminación ante Alemania, que México estaba a un grado de equipararse con las potencias. El entusiasmo iba dirigido a Corea-Japón 2002, ganar el primer partido de nocaut, y paso a paso, continuar creciendo. En entrevista con la revista Proceso, Lapuente comentó que muchos mexicanos, por el hecho de serlo, se sienten disminuidos, “por supuesto que yo no me siento disminuido, pero tengo dos creencias que a mí me funcionan muy bien: los mexicanos no somos ni tan altos ni tan fuertes como los alemanes y los holandeses, ni somos tan habilidosos como los argentinos y los brasileños, pero tenemos dos capacidades que no las tiene ningún otro pueblo en el mundo, somos capaces de resistir un esfuerzo importante y continuo durante mucho tiempo, de allí que muchos compatriotas sean campeones de caminata y de maratón, y también somos muy ágiles y rápidos para el ataque, de ahí que muchos mexicanos sean campeones de boxeo en los pesos ligeros. Esas dos cualidades juntas no las tiene ningún otro pueblo en el mundo”. Publicado en la revista Proceso, número 1152, 29 de noviembre de 1998.
Pero, quién sabe qué pasó. Hoy el fútbol mexicano se encuentra donde siempre ha interesado, en su Liga MX. Al ex presidente de Atlas y de la Federación Mexicana de Futbol, Alberto de la Torre Bouvet, le preguntamos si consideraba que son presagios de un fracaso anunciado en Qatar 2022, las eliminaciones de la Selección Mexicana femenil y de la Sub 20 varonil, tras no lograr su boleto para los Juegos Olímpicos de París 2024 y respectivo Mundial: «No precisamente eso. Yo pienso que son fracasos ya anunciados. La verdad yo creo que cuando tu tienes una Liga que tiene tantos extranjeros y le das pocas oportunidades a tus jóvenes, pues no vas a tener jugadores importantes para tu Selección Nacional».
Habría sido interesante extenderle una invitación al excampeón mundial Juan Manuel Márquez, para que charlara con el Tri sobre sus experiencias en el cuadrilátero, de la mentalidad para ganar, de cómo noqueó a Manny Pacquiao, tal vez una plática motivacional como la que ofreció Ricardo «Finito» López a la Selección Mexicana sub 17, que a la postre ganó el campeonato del mundo en Perú al vencer a Brasil.
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