
Héctor Castro Aranda, enviado especial, San Diego, California, texto y fotografía | El trió de Houston, Texas, Khruangbin, y para los amigos, avión, fueron el perfecto acto estelar del festival Wonderfront en el puerto de San Diego, a pie del océano, este festival de tres días, del 16 al 18 de mayo, concluyo sus actividades con el despegue y aterrizaje de Khruangbin ante más de 12 mil espectadores.

Con una audiencia entregada y un ambiente cargado de expectativa, Khruangbin despegó, literal y figurativamente, en el primer mes de su esperada gira estadounidense 2025. La banda de Houston ofreció un espectáculo que combinó virtuosismo instrumental, misticismo escénico y una selección ecléctica de sonidos globales, convirtiendo la noche en un trance colectivo que confirmó por qué son considerados una de las bandas más originales del mundo.

Aunque Khruangbin lleva más de una década en la carretera, el trío conformado por Laura Lee Ochoa, bajo y voz, Mark Speer, guitarra y voz y Donald “DJ” Johnson en la batería, teclado y coros, ha experimentado un auge sostenido en los últimos años. En 2024 fueron nominados a los Grammy como Mejor Artista Nuevo, un reconocimiento tardío pero merecido para una banda que ha cultivado un sonido sin fronteras. Desde su formación en un granero texano, Khruangbin ha canalizado influencias que van desde el funk tailandés y el dub jamaiquino hasta el soul, la psicodelia y el surf rock. Esa mezcla, cargada de groove y matices cinematográficos, ha llevado su música a bandas sonoras de series como The White Lotus, Outer Banks, Barry y The Blacklist, ampliando aún más su base de seguidores.

El show del miércoles fue dividido en dos sets cuidadosamente diseñados. El primero estuvo dedicado íntegramente a su más reciente álbum, A La Sala, ejecutado de principio a fin con precisión hipnótica. Desde los primeros acordes, la banda estableció una atmósfera envolvente que transportó a los asistentes a una dimensión sonora que oscilaba entre lo meditativo y lo cósmico.


Canciones como “HOLD ME UP (THANK YOU)” se extendieron en vivo, explorando nuevas texturas y permitiendo a Ochoa y Speer intercambiar solos llenos de sensibilidad y tensión contenida. Fue un momento especialmente teatral: con la banda sentada al frente del escenario y un fondo de tormenta creciente, la pieza se convirtió en una meditación sonora y visual que dejó al público sin aliento. «August 10”, desataron la ovación general. Aunque no son una banda de “jam sessions” al estilo clásico, en vivo sus canciones adquieren una flexibilidad rítmica que potencia la experiencia del directo.

A pesar de su enfoque principalmente instrumental, Khruangbin ofrece una experiencia visual fascinante. Los movimientos del grupo sobre el escenario son a la vez coreografiados y espontáneos: Ochoa y Speer cruzan el escenario en sincronía, intercambian miradas cómplices, posan con actitud y bailan sutilmente al compás de su propio mundo interior. Todo esto mientras Johnson, con sus gafas oscuras y porte imperturbable, sostiene el ritmo desde su trinchera sonora. Laura Lee, además de ser una bajista impecable, es un ícono de estilo, luciendo un look impecable que complementa la estética retro-futurista de la banda. Speer, con su guitarra como brújula, sigue siendo el alma melódica de Khruangbin, mientras que DJ Johnson aporta la base sólida y emocional que sostiene todo el espectáculo. El cierre sucedió con “People Everywhere (Still Alive)», con un minimalismo visual cargado de estilo.

