Héctor Castro Aranda | fotos archivo Gustavo Castro Pérez | Llegaban con vestidos elegantes. Los pantalones acampanados disfrutaban de la época, el chaleco y el saco también. Vestirse de gala para ingresar a las discotheques y bailar en sus pistas, fenómeno mundial en 1977, con la película que estelarizó John Travolta, Fiebre de Sábado por la Noche.
Un fenómeno que vivió en la discotheque The Plantation, Gustavo Castro Pérez, quien inauguró el lugar en Guadalajara como gerente en 1979, fue parteaguas en la ciudad, discotheque, bar y restaurante, en avenida López Mateos, Ciudad del Sol.
“Para mi fue un cambio total, de rockero a discotheque; de la música en vivo, a la de acetatos, tornamesas y bocinas; desde el cabello largo a corto secado con pistola; la ropa, de camisa de manta bordada, pantalones de mezclilla y huaraches, a camisa, pantalón y zapatos de vestir; la ropa como brillante, playeras que tenían incrustada pedrería, resplandecían con las luces de la discotheque”, recordó Gustavo Castro Pérez.
Rocío Castro Pérez, Gustavo Castro Pérez, Jorge Montes de Oca
—La gente iba a la discotheque The Plantation vestida de gala…
—La gente iba muy elegante. Las mujeres iban al salón de belleza para lucir su peinado y maquillaje. Sus vestidos, que eran un poquito a la rodilla pero con escote en la espalda, como los vestidos que se usaban en los años 1950. Era una fiebre, como si fuera la última fiesta, además de elegantes, bien arreglados, hacían fila y pagaban cover.
Qué Pues! Restaurant & Bar, inaugurado en 1991 por Gustavo Castro, hoy dirigido también por Pedro Pablo Castro, la segunda generación.
—La emoción por entrar a The Plantation era muy grande…
—Tan grande era el sentimiento, que en The Plantation abríamos todos los días, y pagabas por entrar; incluso empezamos a abrir de cuatro a ocho de la noche, tardeadas para menores de edad, sin bebidas alcohólicas. Antes de The Plantation, en 1975 o 1976, hubo tardeadas en las discotheques Barba Azul y en El Molino, creo que eran los domingos.
—The Plantation abrió medio año antes que Osiris…
—Sí, como medio año antes. En Osiris era con membresía, por lo que cada semana se veían las mismas caras, era muy acartonado.
En The Plantation teníamos el turismo de Estados Unidos, Canadá y Europa; también teníamos a los estudiantes de las universidades locales que venían del Caribe y Sudamérica. Lo hacía internacional.
—¿The Plantation fue un parteaguas de esta industria en Guadalajara?
—Sí, fue discotheque, bar y restaurante.
—¿El sonido en The Plantation?
—De eso te va a platicar Carlos de Pablos, quien fue DJ residente de The Plantation.
Gustavo puso en contacto a Revista101.com con el señor De Pablos, quien recordó que “era un audio de lo más fino, lo mejor que había en todo el país. Se contaba con dos amplificadores Mcintosh, eran de 500 watts cada uno, uno para el canal a y otro para el b. Hasta la fecha esos amplificadores son de lo mejor que existe y nadie te los vende, y si te los venden cuestan arriba de 3 mil libras esterlinas, y eran de bulbos a propósito, ya que en esos años ya era tecnología vieja el sistema de bulbos. Ecualizador gráfico de 10 bandas, seis bocinas en la discoteca y dos BOSE en el restaurante. Mezcladora Numark y tornamesas Technics 1200”.
Gustavo Castro Pérez, en 1991 inauguró Qué Pues! resto bar café terraza, en diciembre es su 32 aniversario, un clásico de Guadalajara en avenida Niños Héroes a metros de avenida Enrique Díaz de León. Revista101.com